No sé ustedes, pero cada día me encuentro a más y más personas y organizaciones buscando hacer algo para abatir la corrupción que campea en el país. Quizá todas estas iniciativas tengan como origen el grosero aumento de los niveles de corrupción que observamos en este gobierno y que algunos medios, no todos, han dado cuenta en sus espacios. De las asociaciones más activas entre la sociedad civil, encuentro a Mexicanos Primero, Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, el Instituto Mexicano para la Competitividad, MeXXI.co, y todos con la mirada puesta en el recientemente creado Sistema Nacional Anticorrupción. A estas iniciativas, hay que agregar el interés de millones de mexicanos con el mismo objetivo: acabar con la corrupción que impera en el gobierno federal, pero también los gobiernos estatales, municipales y por supuesto las prácticas que hacen eco en la iniciativa privada. Hace unos días fui a una charla organizada por la que es, quizá, la más joven de estas asociaciones. Me refiero a MeXXI.co en la que la conferencista fue la Dra. Ana Laura Magaloni, que para quienes no lo sepan es Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, España; Directora de la División de Estudios Jurídicos; Especialista en proceso judicial, teoría del derecho y seguridad pública, instituciones de procuración e impartición de justicia, Suprema Corte y justicia constitucional comparada; tiene un Nivel II del SNI y es profesora de Derecho Constitucional I, Derecho Constitucional II y Seminario de Titulación. De manera muy clara y sencilla, para quienes no somos versados en cuestiones jurídicas, la Dra. Magaloni comentó, entre otras cosas, sobre la importante actividad que observa en la sociedad civil, orientada a acabar con los altos niveles de corrupción en nuestro país. En su disertación mencionó algunos asuntos que han ganado notoriedad por su evidente contenido de corruptelas en las que están involucrados políticos e incluso comentó de manera muy clara la importancia, de atender con mayor cuidado posible, el diseño de la nueva fiscalía, para luego nombrar la cabeza de la misma. Advirtió, no obstante, evitar que el nombramiento del nuevo fiscal se realice de manera automática en favor de quien ocupa hoy la cabeza de la PGR, y ser cuidadosos con el proceso a seguir de quien ocupe la silla del fiscal por los siguientes 9 años. Ya desde la primera ronda de comparecencias de quienes aspiran a ser designados Fiscal Anticorrupción por el Senado, los candidatos aseguraron que el principal valor es la autonomía. Sin una verdadera autonomía, tanto al interior de la Procuraduría General de la República (PGR) como hacia el Ejecutivo y los partidos políticos, la Fiscalía no va a dar los resultados que se esperan de ella, como el abatimiento de la impunidad. (Reforma 17 de marzo) No obstante, “el proceso – del nombramiento de la nueva fiscalía– ha quedado atrapado en una serie de críticas e inconvenientes que hacen pensar que los senadores podrían posponer o, incluso, declarar desierto el proceso con tal de volver a abrir la discusión no solo de la persona y la metodología para seleccionarla, sino sobre el propio modelo de esa Fiscalía y el de la Fiscalía General de la Nación”. (Reforma: Carmen Aristegui 17 de marzo 2017) En tanto sucede esto sucede, una de las iniciativas de esta recién nacida asociación, además de invitar los interesados a participar en sus foros gratuitos, es el nivel de compromiso que buscan entre quienes se registren a su iniciativa. Partiendo de la premisa de que la honestidad es una característica personal de valores y compromiso individuales, la asociación invita a registrarse con cuatro simples compromisos: Comprometerse a: – No participar en corrupción – Estar informado y atento – Reportar acciones de corrupción – Pasar la voz Aunque estoy seguro de que estas premisas son compartidas por quienes buscamos acabar con la corrupción, comprometerse con uno mismo a estos cuatro principios es un ejercicio individual que aparentemente no requiere mucho análisis, salvo que hay que conocer más a fondo el concepto “corrupción” para animarse a un compromiso que será evaluado exclusivamente por cada uno de nosotros. La mayor de las aportaciones de esta iniciativa está en el COMPROMISO individual de enterarse de lo que sucede; reportar lo que se pueda, sin importar el nivel de corrupción de las autoridades; pasar la voz y contar a cuantas personas podamos y, sobre todo NO participar en NINGUN acto de CORRUPCIÓN. Si la hipótesis de que a mayor compromiso individual menor será el nivel de corrupción, entonces esta asociación, como todas las demás, está bien encaminada. De pronto se antoja muy limitado el esfuerzo, pero como la propia Dra. Magaloni apuntaba en uno de los ejemplos que dictaba en su charla, fue por iniciativa de la sociedad civil el cambio de las reglas en el sistema electoral mexicano. En este sentido, me parece que vale el esfuerzo de participar, cada quien, en su trinchera individual, en buscar la forma de comportarnos de acuerdo a una ética personal incorruptible y así, juntos, poder entonar el himno “Mexicanos al grito de… anticorrupción”, e ir ganando espacios y triunfos concretos.