En 2023, fue escrito en papel la nueva forma en la que el mundo quiere transitar para dejar los combustibles fósiles, que por el momento y en las próximas tres décadas será algo imposible de lograr en forma hegemónica entre las 200 naciones que firmaron el acuerdo en la COP28.

Con esto, hoy podemos tener claro que en México “hay mucha política y mañana muchos políticos, pero sin aire limpio para hacer su trabajo”. No podrá transitar para dejar los combustibles fósiles, principalmente el petróleo y sus derivados, al mismo tiempo, hemos destinado a este país muchas horas de verborragia, al tratar de crear certidumbre de buenas voluntades para las inversiones extranjeras directas. Es urgente, posicionar a nuevas empresas que generen más impuestos con el objetivo de cubrir el déficit presupuestal y que para el 2024 será el de mayor envergadura que ha tenido este país. ¿Está México preparado en todo y para todo?

En el mundo, desde la pandemia en 2020, la guerra entre Ucrania y Rusia y el conflicto entre Hamás e Israel, quedó de manifiesto que la energía sería un factor primordial para estabilizar a las economías globales.

El mundo idealista considera la buena voluntad de dejar de usar al carbón, gas natural, y petróleo (derivados – combustibles) en el corto plazo, pero no es posible aseverar algo así. Los países, que pertenecen a la OPEP, en su mayoría dependen de los ingresos que puedan tener de la venta de su petróleo al mundo; y al tener una mayor dependencia a este, se vuelve complicado transitar para sustituir los combustibles fósiles.

Usando las palabras adecuadas podemos decir infinidades de conjugaciones con diferente semántica y muy buenas intenciones. Pero al final todo se resume a preguntar “cuánto dinero tienes, puedes dar certidumbre, cómo vas a pagar lo que te prestan, cómo lo utilizas, y cuánta incertidumbre generará al hacer tus planes como nación para tu sociedad o para tu posición en el mundo”.

En 2024 en México la incertidumbre será que la administración actual deberá cubrir más de 1.7 billones de pesos, para lograrlo la SHCP ha realizado un plan de financiamiento para pagar los intereses de la deuda pública actual, pero esto significa una mayor deuda pública. La solución es una mayor inversión privada pues ante el costo del dinero lo anterior puede afectar al erario.

Hoy, por cada 10 pesos del gasto programable, alrededor de 6.80 pesos son destinados al desarrollo social, y sólo 2.4 al económico, cuando antes del 2018 el promedio fluctuaba entre 3 a 3.5 pesos.

Del dinero recaudado que se destina al desarrollo económico, gran parte se va al rubro de protección social, el cual suma un total de alrededor de 2.10 billones de pesos. Este rubro ha crecido entre 2018 a 2024 en un promedio anual entre 200 a 250 mil millones de pesos, cuando antes no crecía más allá de 100 mil millones.

Ahora, tenemos en boga la COP28 y la realidad de un país sin energía que no generará atracción para el Nearshoring.

No tener inversiones en sector energético público o privado puede generar que muchos manufactureros estén por poco tiempo al no haber las condiciones que favorezcan su negocio; otros continuarán, pero limitando su producción por los costos altos de la energía que puede afectar su producción.

En México, 93 por ciento del total de la inversión en energía proviene del sector público y sólo 7 por ciento del privado. Antes del 2018 esta participación había aumentado a razón de entre 14 y 18 por ciento, proveniente de la inversión extranjera directa en el sector energético y que ahora está semiparalizada en algunos rubros.

En el sector energético mexicano en 2023 hubo un significativo beneficio al tener una apreciación del peso contra el dólar americano, lo que dio pie a tener más dólares, lo anterior beneficia debido a que 85 por ciento de las tecnologías, servicios, productos y relacionamiento son cotizados en dólares, lo que permite realizar un mayor número de trabajos, pero al parecer, según los resultados observados de los últimos semestres, el presupuesto asignado a las empresas del estado no es ejercido en su totalidad.

En el caso de Pemex hay una disminución de 76 por ciento del gasto programado respecto a 2023, lo que se reflejó en una mayor contracción en Pemex exploración y producción, donde inicia todo el negocio de los hidrocarburos. Pero sí la empresa, por cada peso asignado del presupuesto para su gasto programado debe entregar 3.11 pesos de recaudación dentro de la ley de ingresos, a lo que está obligada para ayudar a la nación. Entonces, cómo podrá Pemex pagar su deuda si sigue siendo la caja chica y la que mayor recauda de toda la parte pública.

En México la palabra canta ya estará muy desafinada para 2024 debido a que si hoy el déficit presupuestal es de 1.70 billones de pesos, para la siguiente administración podría estar por arriba de 2 billones. De ser así, el aumento se deberá principalmente al incremento del monto a asignar al desarrollo social, dejando con menos dinero la parte económica.

Si no hay energía, infraestructura, ni comunicaciones entre otros, entonces cómo podrá haber recaudación que pueda reducir el déficit presupuestal, tendremos que aumentar la deuda pública, o simplemente, tendremos sueños guajiros del Nearshoring en que puedan quedar las empresas por décadas o simplemente, estarán solo un tiempo al no haber las condiciones idóneas para su negocio.

La Verborrea, desinhibe a la economía de un país.

Video explicación:

Por Ramses Pech – Grupo Caraiva – León & Pech architect

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