Es difícil despedirse de algo tuyo, que viste crecer, en lo que apostaste todo lo que tenías y a veces más, pero… cuando un negocio no tiene solución, hay que saber a decirle adiós y lo mejor es hacerlo con todas las de la ley. Así lo afirma Leti Gasca en su libro “Sobrevivir al fracaso: Primeros auxilios para negocios al borde de un fracaso”, donde agrega que para hacerlo de forma correcta los mejores amigos que puedes tener son abogados y contadores. Ellos te ayudarán a llegar a acuerdos con los socios del negocio, a hacer el acta de asamblea ante el notario y darte de baja ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
“La ley dicta que debes dar de baja tu empresa en el SAT antes de que haya transcurrido un mes desde el final de la operación. Después de la baja en Hacienda viene la baja en Seguridad Social”, explica la también fundadora de Fuck Up Nights.
A su vez, la firma Deloitte explica que si no te das de baja del SAT se considera que las actividades siguen, por lo que las obligaciones también se mantienen. Para darte de baja existen dos mecanismos, el primero es a través del Aviso de suspensión de actividades, al cual se puede aplicar desde el portal www.sat.gob.mx. Tiene una vigencia de dos años con opción a prórroga por tres más.
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Al finalizar el periodo y en caso de no dar aviso de liquidación las operaciones se reactivarán automáticamente, también las obligaciones. Este esquema funciona si se desea reabrir el negocio más adelante. La otra opción, según explica Deloitte, es el Aviso de liquidación, bajo esta modalidad no hay marcha atrás. Se debe tramitar de forma presencial ante la autoridad fiscal y entregar la documentación solicitada. Una vez hecho se cancelan de manera definitiva las obligaciones fiscales de la empresa, se aconseja tener constancia de plazos y fases de cierre. Cabe recordar que el SAT tiene la facultad de verificar que el cierre, bajo cualquiera de las modalidades, sea cierto, por lo que podría efectuar revisiones. Durante todo el tiempo sigues siendo responsable de atender los requerimientos, por lo que es importante que tengas todos los documentos en orden.
“El fracaso apesta, duele, deprime y lastima. Pero hay que seguir adelante… Para superar el fracaso siempre es necesario un proceso de duelo, por breve que sea. Cuando una empresa muere, cada fundador lo sufre de forma diferente, aunque hay puntos en común”, dice Leti Gasca.
Al igual que el duelo por una separación de pareja, divorcio o ante el fallecimiento de alguien, el duelo empresarial tiene etapas como aceptar que ha terminado, luego el desprendimiento, que no es más que el reconocimiento de que ya no está y que eso no te impide a seguir adelante, aclara la también fundadora de Fuck Up Nights.
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