Los gobiernos de México y Estados Unidos acordaron reforzar sus acciones de contención de la migración ilegal de sudamericanos y personas de otras regiones del mundo, por medio de controles migratorios y también mediante programas de asistencia a los países expulsores de personas.
El presidente Andrés Manuel López Obrador comentó que, en su reunión de ayer con una delegación de funcionarios norteamericanos, encabezada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, los dos gobiernos reconocieron que se han visto rebasados por la llegada inusitada de migrantes, que incluso han llegado hasta 12,000 personas diarias que arriban a la frontera común entre los dos países.
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Sin embargo, las dos partes reconocieron la importancia de mantener abierta la frontera común para dejar pasar al comercio, independientemente de las medidas de seguridad que se deban tomar para contener la migración.
“Tenemos que estar atentos para que no se cierren los pasos fronterizos, se llegó a ese acuerdo. Ya se están abriendo los pasos para el ferrocarril, los puentes fronterizos, ya se está normalizando la situación, se avanzó en eso”, dijo López Obrador en su conferencia de prensa diaria.
Migración irregular en ascenso
La delegación norteamericana expuso que, entre otras acciones para atender la migración ilegal en su país, existe un programa de visas de trabajo para migrantes, el cual se ha visto rebasado con la recepción de 30,000 solicitudes mensuales en promedio, que son difíciles de procesar.
Asimismo, el gobierno norteamericano enfrenta presiones políticas por la migración ilegal, dado que se acerca el periodo electoral de 2024; sin olvidar que las mafias de traficantes de personas o “coyotes” alientan la migración de personas con engaños, todo lo cual complica el panorama para enfrentar la situación, comentó López Obrador.
De parte de México, las autoridades expusieron a sus contrapartes de Estados Unidos —entre ellos Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional— la “exportación” de programas sociales del gobierno mexicano como “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” a países centroamericanos, en aras de mejorar las condiciones de vida de la población en sus lugares de origen.
Sin embargo, el mandatario mexicano reconoció que las autoridades de ambos países deben cumplir con una serie de procedimientos legales y administrativos para dar atención a los migrantes, lo cual retrasa su capacidad de respuesta.
Deportaciones de migrantes
En este sentido, López Obrador se refirió a las deportaciones o “repatriaciones asistidas” por vía terrestre o aérea.
“Fueron muchos y llegó el momento que personal de migración de Estados Unidos y también del lado nuestro quedaron rebasadas. Es que no se trata nada más de, a ver, detuvieron a migrantes de aquél lado de la frontera y los llevan a un aeropuerto y los suben a un avión y los regresan”, comentó López Obrador.
“No, es un trámite que se tiene que hacer de conformidad con la normatividad existente, que lleva tiempo. En nuestro caso, por ejemplo, al llevar a cabo estos rescates, hay que hablar con los gobiernos, los gobiernos tienen que aceptar recibirlos, primero, y segundo, tienen que estar de acuerdo los migrantes”, relató el mandatario.
Las reglas también exigen reunir a grupos de personas de una misma nacionalidad y dejar transcurrir un lapso de 36 horas. Posteriormente, las autoridades deben buscar los aviones que deberán hacer la repatriación o bien los vehículos terrestres.
López Obrador recordó que su gobierno tiene un acuerdo con la línea de autobuses ADO para estas tareas, pero que este fin de año, por la temporada vacacional, la compañía tiene más trabajo y no puede fácilmente colaborar en el traslado de migrantes.
En este sentido, López Obrador descartó que su gobierno haya suspendido las repatriaciones por razones presupuestales, sino que se debió a “otras circunstancias”.
“Llegaron muchos, como no se había visto antes”, insistió el mandatario.
GC