Como un “héroe nacional” así se presenta Andrés Manuel López Obrador ante los mexicanos, lo cual lo blinda de ser juzgado como cualquier otro presidente de la historia del país y evadir cualquier rendición de cuentas.
Por eso es que, a pesar de los graves problemas del país como el bajo crecimiento económico, la escalada de violencia y las muertes por la pandemia del Covid-19, el mandatario mexicano goza de amplia popularidad y respaldo social, asegura Luis Antonio Espino, consultor privado en comunicación estratégica.
Para construir su imagen pública y la identidad de su gobierno, el presidente López Obrador ha creado un “relato épico” sobre la historia reciente de México, que se caracteriza por “una lucha entre bien y mal”.
“Había un país maravilloso, grandioso que le iba bien hasta que llegó una élite corrupta que le quitó al pueblo lo que es suyo. Pero ahora, vino un héroe (el mandatario) que restaurará la gloria del pasado”, describe en entrevista Luis Antonio Espino, sobre el planteamiento general de la comunicaron política del jefe del Ejecutivo.
Mientras AMLO “luche”, los resultados no importan
A partir de estas bases, López Obrador asume el papel de “héroe nacional” y logra simplificar 30 o 36 años de historia reciente de México, al identificar dos tipos de personajes: los villanos, que son malos y corruptos, y los buenos, que son personas honestas.
“Los malos toman malas decisiones, porque son malos; los buenos no se equivocan”, comenta el experto sobre la lógica del discurso presidencial.
En este sentido, López Obrador —AMLO como lo llama el común de la gente— tiene la necesidad de demostrar constantemente a sus seguidores que “lucha” por el pueblo, por las personas más pobres.
De ahí los constantes ataques verbales a figuras de autoridad, como los expresidentes de México, los empresarios, la prensa, la oposición, las empresas extranjeras y las organizaciones civiles.
Otro recurso “de lucha” son las políticas públicas, como la reforma en materia eléctrica, y las acciones judiciales directas contra ciertos personajes como Emilio Lozoya Austin, exdirector general de Petróleos Mexicanos (Pemex).
“Mientras demuestre a sus seguidores que lucha por ellos, el resultado de la pelea no importa mucho”, explica Luis Antonio Espino, sobre el secreto de López Obrador para no caer en popularidad, pese a los problemas.
AMLO, el líder con una “misión superior”
“La pandemia del Covid-19 era una línea roja que me parecía que no era posible que la cruzara el presidente sin pagar una consecuencia, sin que sus seguidores dijeran ‘esto es demasiado’”, refiere el experto para dar un ejemplo de cómo el mandatario goza de un “teflón” que lo blinda de los malos resultados.
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Luis Antonio Espino destaca que al reducir la historia de México a una “lucha épica entre el bien y el mal”, López Obrador hace ver que su gobierno y él en lo personal tienen una misión superior, la cual debe cumplirse a toda costa.
“Como líder histórico, el mandatario cumple una misión superior que es reivindicar al pueblo maltratado y sojuzgado por el poder”, refiere el experto, y de esta forma “convence a las mayorías de que esa misión es más importante que el crecimiento económico, el empleo, la violencia o la vida de las personas como en la pandemia”.
AMLO, el presidente que evade la rendición de cuentas
De esta manera, al tener en sus manos una misión superior, López Obrador no tiene que explicar la toma de decisiones.
“Él quiere convencer a los mexicanos que son protagonistas de una lucha épica entre el bien y el mal y esto le permite eludir la rendición de cuentas de sus actos”, destaca el experto autor del libro “Andrés Manuel López Obrador, el poder del discurso populista”.
En esta misión reivindicadora, López Obrador ataca verbalmente a los “malos”, lo que le permite establecer una relación emocional con sus seguidores.
“Él mismo lo dice, ‘mi pecho no es bodega’. Y al hacer eso, como una estrella de reality show, logra una conexión emocional con la gente que tiene carencias, falta de instrucción escolar. La ruptura de las normas de las élites funciona para López Obrador y también para Donald Trump —expresidente de Estados Unidos— y Jair Bolsonaro —presidente de Brasil—“, concluyó el experto.
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GC