ENCARECE GOBIERNO, APUESTAS CONTRA EL PESO
El pasado miércoles 17 de febrero el gobierno mexicano dio un sorpresivo viraje en su política de intervención en el mercado cambiario para protestar y dar una lección a los especuladores que venían exacerbando la depreciación del peso. Para entonces, el banco central mexicano había utilizado ya 26 mil millones de dólares de las reservas […]
El pasado miércoles 17 de febrero el gobierno mexicano dio un sorpresivo viraje en su política de intervención en el mercado cambiario para protestar y dar una lección a los especuladores que venían exacerbando la depreciación del peso.
Para entonces, el banco central mexicano había utilizado ya 26 mil millones de dólares de las reservas internacionales, para contener la creciente depreciación de la moneda nacional.
Ese día 17 de febrero, apenas una hora y media después de que iniciaron las operaciones, Banco de México intervino en el mercado cambiario, fuera de las predecibles subastas de dólares que venía realizando.
Las agencias especializadas Bloomberg y Reuters dieron cuenta de la intervención extraordinaria de Banxico en el mercado cambiario.
Es decir, Banxico se adelantó a lo que anunciaría alrededor de las 11:00 de la mañana.
Suspendió de tajo la realización de las subastas de dólares de 200 y hasta 400 millones de dólares y sin previo aviso, intervino con un monto de dólares, que no hizo público.
PA-QUE-TE CALMES
Ese día, 17 de febrero, el gobierno mexicano, “tomó al toro por los cuernos”.
Anunció un paquete de tres medidas para enfrentar la volatilidad de los mercados: 1.- Un ajuste al gasto público por 132.3 mil millones de pesos; 2.- Elevar la tasa de interés de referencia de Banco de México en 50 puntos base para pasar de 3.25 % a 3.75 % y; 3.- Eliminar las subastas de entre 200 y 400 millones de dólares con reglas fijas.
Con estas dos últimas, el gobierno busca encarecer las apuestas que se venían realizando en contra del peso y a favor del dólar.
Con la primera, busca enviar a los mercados internacionales una señal de responsabilidad en el manejo de sus finanzas públicas, ante la caída de los ingresos petroleros.
FIN DE LA PREDICTIBILIDAD
El miércoles 17 de febrero, el gobierno mexicano asestó un golpe seco a los especuladores. Fue el fin de la predictibilidad.
De manera implícita la Comisión de Cambios que integran la Secretaría de Hacienda que encabeza Luis Videgaray y el gobernador de Banco de México, Agustín Carstens, reconocieron que los especuladores le habían tomado la medida a las subastas de dólares.
Que se había hecho predecible la respuesta de Banxico.
Que el esquema de subastas de dólares, para enfrentar los picos de la depreciación del peso, ya eran insuficientes.
Los especuladores habían encontrado, consecuentemente, el camino para predecir y ganar en el margen, en las operaciones cambiarias.
La depreciación del peso, se explicaba ya no sólo por la caída del precio internacional del petróleo o en general por los factores exógenos.
La exacerbación en la depreciación, se explicaba ya en buena parte por las ¡apuestas en contra del peso!.
LA VORÁGINE ESPECULATIVA
En la segunda semana de este mes de febrero de 2016, la depreciación del peso frente al dólar, que estuvo cerca de los 20 pesos por unidad, parecía irrefrenable.
Desde finales del año 2015 y con mayor insistencia en las primeras semanas del 2016, las voces de los analistas sonaban cada vez más fuerte y prácticamente a coro decían: ya son insuficientes las subastas de dólares programadas.
Desde el inicio del año, la depreciación fue tomando vuelo.
Durante el 2015 el precio de dólar marcó alrededor de una veintena de récords históricos.
Pero con el inicio del 2016, la depreciación recrudeció.
Entre las autoridades, la respuesta era reiterativa: las subastas de dólares son para eliminar los picos de la depreciación.
El objetivo no es un precio predeterminado del dólar.
La intención de las subastas es procurar que existe una mayor liquidez y el mercado funcione de manera ordenada.
Pero las voces críticas registraban una tendencia creciente.
Fue precisamente en la segunda semana de febrero, cuando el dólar parecía irrefrenable.
CORRIDAS ESPECULATIVAS
Desde los últimos días de enero, Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, advertía que la creciente depreciación del peso se explicaba por las corridas especulativas en su contra.
El martes de 26 de enero, advirtió: las posturas netas a la espera de una depreciación del peso en el mercado de futuros de Chicago, fueron 76 mil 607 contratos, cada uno de 500 mil pesos.
Ese era, para esos momentos, el nivel más alto de posturas en contra del peso desde la última semana de agosto de 2015.
Siller predijo que de continuar la caída de los precios del petróleo a niveles por debajo de 30 dólares por barril, el tipo de cambio podría llegar alcanzar nuevos máximos históricos durante la semana.
DÓLAR A 20 PESOS
No pasó mucho tiempo para que se cumpliera el pronóstico.
El 9 de febrero, el tipo de cambio del peso frente al dólar alcanzó un máximo histórico de 18.9330 durante la madrugada, en cotizaciones interbancarias a la venta, como consecuencia nuevamente de caídas en el precio del petróleo.
Para esa fecha, en lo que corría del mes, el peso ya era la divisa más depreciada entre los principales cruces con el dólar.
RIESGO PEMEX
El 8 de febrero se anunció el relevo en la dirección de Pemex, para sustituir a Emilio Lozoya por José Antonio González Anaya.
Es stress aumentó ante el temor de que la delicada situación de Pemex, fuera más grave de lo que para entonces se creía.
Para ese momento, el análisis de Banco Base decía textualmente: “los niveles actuales de tipo de cambio hacen altamente probable que el peso alcance cotizaciones superiores a 19 pesos por dólar en el muy corto plazo y sigue abierta la posibilidad a cotizaciones de 20 pesos por dólar”.
Ya para ese momento, el diferencial promedio de oscilación de la paridad peso-dólar había sido de 35.2 centavos, el máximo desde noviembre de 2008 y sólo superado por octubre de 2008, cuando iniciaba la crisis financiera de Estados Unidos
SOBRE ADVERTENCIA, NO HAY ENGAÑO
Poco antes del cambio en Pemex, el gobernador de Banxico, Agustín Carstens dijo que era necesario realizar un ajuste al gasto federal y en particular a Pemex; de lo contrario Banco de México tendría que comenzar a elevar las tasas de interés.
De entrada, parecía que terminaba la luna de miel en la relación de Carstens con el titular de las finanzas públicas, Luis Videgaray.
Sin embargo, apenas les dio tiempo de realizar un par de entrevistas para afirmar que seguían manteniendo una relación de coordinación integral, cuando vino el relevo en Pemex.
MATRIMONIO PERFECTO
Días después se anunciaría el paquete de medidas para enfrentar la adversidad internacional.
El gobernador de Banxico, Agustín Carstens reconoció frente a los reporteros –ante los que se hizo el anuncio del paquete– que ese día el instituto central habría intervenido en el mercado cambiario, de manera extraordinaria.
Dijo que Banxico había intervenido a manera de protesta porque los niveles de depreciación del peso no correspondían con los fundamentales de la macroeconomía.
Admitió que en el mercado cambiario algunos operadores habían venido utilizando estrategias para apostar en contra del peso.
En la conferencia de prensa conjunta, el secretario de Hacienda Luis Videgaray fue insistente en que mantenía una coordinación integral con Banxico.
E incluso advirtió que el aumento a la tasa de referencia de Banxico estaba prevista en los documentos del paquete económico para este año y que todavía se cuenta con margen para continuar elevándolas.
LAS APUESTAS
El subgobernador de Banxico, Manuel Ramos Francia, durante una entrevista, fue mucho más explícito y reconoció que la exacerbación en la depreciación del peso se explica en el uso de posiciones largas y cortas del dólar y el peso.
Se venían utilizando estrategias para apostar contra el peso a través de operaciones que se realizan en nanosegundos e incluso con la utilización de algoritmos para aprovechar la predicitibilidad de las subastas de Banxico.
Con la eliminación de las subastas y la intervención discrecional de Banxico se elimina la predictibilidad.
Y con la elevación de la tasa de interés de referencia se encarecen las apuestas contra el peso.
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