Casi 1,000 personas murieron por el terremoto de 5.9 grados que sacudió las provincias de Paktika y Khost, en el este de Afganistán, cerca de la frontera con Pakistán.

El sismo es el más grave por número de víctimas que se registra en estos dos países desde 2005, cuando un terremoto en Cachemira dejó 55,000 muertos en la zona paquistaní.

De acuerdo con el viceministro para la Gestión y Respuesta de Desastres, Mawlavi Sharfuddin Muslim, por este movimiento telúrico han muerto 920 personas, y hay más de 600 heridos. Continúa la búsqueda de supervivientes.

Las autoridades precisaron que el terremoto se registró la noche del martes a unos 46 kilómetros de Khost, capital de la provincia homónima, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que informó también de una réplica de 4.5 grados.

En el vecino Pakistán al menos una persona murió “al derrumbarse el techo de su casa debido al terremoto”, según Taimoor Ali, portavoz de la Autoridad de Gestión de Desastres de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, donde se produjo el suceso.

Imágenes compartidas en redes sociales muestran numerosas casas destruidas y a heridos siendo atendidos en camillas a la intemperie en las zonas afectadas en Afganistán.

Continúa la búsqueda de supervivientes

El Gobierno de los talibanes aseguró que emplea todos sus recursos en las operaciones de rescate, con el envío de asistencia, helicópteros y suministros médicos, al tiempo que ha pedido ayuda a las organizaciones humanitarias en el país.

“El Gobierno está trabajando dentro de sus posibilidades. Esperamos que la comunidad internacional y las agencias de socorro también ayuden a nuestra gente en esta situación desesperada”, publicó en Twitter el líder talibán Anas Haqqani.

La Cruz Roja Internacional y la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), entre otras, anunciaron el envío inmediato de asistencia a las zonas afectadas.

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La OCHA y la ONU “están evaluando las necesidades y respondiendo a los daños tras el terremoto de anoche que se ha cobrado cientos de vidas”, aseguró el representante adjunto de la Secretaría de la ONU para Afganistán, Ramiz Alakbarov.

“La ayuda está en camino”, añadió.

Con escasos recursos, los talibanes ya tenían problemas para atender las necesidades básicas del país, y limitadas fuerzas para atender de manera oportuna emergencias de gran escala.

(Con información de EFE)

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