De 1990 a 2016, el Producto Interno Bruto (PIB) real de Estados Unidos ha crecido 84.17 % de 8, 955,000 a 16,492,700 millones de dólares, mientras que el comercio exterior real como suma de las exportaciones e importaciones totales ha crecido 248.6 % hasta 4,763,000 millones de dólares, a precios de 2009. Sin embargo, esto no toma en cuenta la distribución de la riqueza, ni la estructura interna del pago al capital y a la mano de obra. En Estados Unidos, la repartición del valor agregado al trabajo ha mostrado una importante caída durante los últimos 15 años. Del primer trimestre 2001 a la fecha, la proporción de valor agregado que se pagó a la mano de obra cayó 9.22 %, observando su punto más bajo al cierre de 2011, cuando la caída (también en comparación a 2001) fue de 12.9 %. En un artículo de la Reserva Federal de Filadelfia, titulado A bit of a Miracle No More: The Decline of the Labor Share, se señala que desde la Segunda Guerra Mundial, la economía de Estados Unidos ha atravesado por un proceso de transformación: de ser un país manufacturero a un país enfocado al sector servicios y que a pesar de esto, en la mayor parte de este periodo (hasta 1987), el pago a la mano de obra se mantuvo estable debido a un fuerte incremento del mismo en el sector servicios. Esta estabilidad entre el pago a capital (cerca del 40 %) y pago al trabajo (cerca del 60 %) fue llamada por John Maynard Keynes “algo parecido a un milagro”, que terminó en la década de 1990 con el inicio de la disminución del pago al trabajo, tendencia que se aceleró desde el año 2000 y se hizo más evidente en la crisis del 2009, en donde se perdieron aproximadamente 8 millones de empleos en Estados Unidos. Al interior destaca que en el sector manufacturero es donde el pago al trabajo ha mostrado la mayor caída, precipitándose desde 62 % del total desde finales de la década de 1980, a 40 % en el 2016. La caída fue tal que tuvo un efecto sobre el pago al trabajo a nivel nacional, a pesar del ligero incremento en el pago al trabajo del sector servicios. Aunque no existe todavía una respuesta clara al fenómeno, la FED de Filadelfia señaló en su artículo que la caída en el pago a la mano de obra pudo haber sido causado por el crecimiento de la productividad, a la par de un estancamiento salarial; probablemente por el uso más intensivo del capital, el cual eleva el salario de los trabajadores calificados, pero relega a los empleados con menor grado de habilidades técnicas. Otra de las hipótesis es que la apertura comercial ha significado un menor empleo de la mano de obra no calificada estadunidense a cambio de mano de obra extranjera de menor costo. Lo anterior además, ha propiciado que se reduzca la proporción del valor agregado que se paga al trabajo debido a la mayor productividad y que sólo los trabajadores más calificados sean retenidos, lo cual ha ampliado la brecha salarial en ese país. Probablemente por lo anterior es que Donald Trump, quien tiene un discurso nacionalista, ha ganado tantos seguidores al pronunciarse en contra del TLCAN y de las empresas que buscan mano de obra barata en el exterior.