De acuerdo al IGAE de mayo, al IOAE de junio y asumiendo que en junio la actividad económica no creció nada, el PIB de México creció 3.37% anual y 0.82% trimestral. En el primer trimestre el PIB creció 1% trimestral y 3.7% anual. Esto significa, de acuerdo a los datos anteriores, un crecimiento promedio trimestral de 3.5% en este año. Nada despreciable. De hecho, está muy por encima de las expectativas de crecimiento para este año.
Este jueves se publica el IOAE de junio, para el cual se espera una variación anual y mensual positiva. Si no hacen revisiones a los crecimientos de abril y mayo, implica que el PIB de México creció alrededor de 1% trimestral, similar al del primer trimestre. Si esto se cumple, implicará que la economía mexicana no se está desacelerando. Con esto, vendrán muchas revisiones al alza para el crecimiento esperado para este año.
Aún y cuando en el segundo semestre la economía mexicana se desacelere creciendo en promedio 2.3% anual en el tercer y cuarto trimestre, es decir un punto porcentual menos que en el primero y tercer trimestre, el crecimiento de 2023 sería 3%.
Al interior los datos del consumo muestran un crecimiento promedio anual hasta abril de 4.12%, menor al promedio de 8.22% observado en promedio en el mismo periodo del año pasado. Por su parte, la inversión fija bruta muestra un crecimiento de 8.58%, mayor al promedio de 5.72% observado en el mismo periodo del año pasado.
Esto implica que el consumo se ha desacelerado y la inversión fija se ha acelerado. Sin embargo, el consumo está en máximo histórico, mientras que la inversión fija está 4% debajo de su máximo histórico alcanzado en julio 2018.
Al consumo le ha ayudado 1) optimismo por desaceleración de la inflación y apreciación del peso, 2) crecimiento de masa salarial real, 3) transferencias del gobierno y 4) expectativa de crecimiento en transferencias en 2024. En contra ha jugado la pérdida de poder adquisitivo por las remesas.
A la inversión fija le ha ayudado el nearshoring, por nuevas inversiones y reinversión de utilidades, así como por optimismo que ha provocado que en la encuesta del Banco de México a especialistas del sector privado la pregunta sobre momento para invertir esté en su mejor nivel desde 2016.
Las exportaciones también se han desacelerado, afectadas por la expectación de recesión en Estados Unidos y probablemente también por la apreciación del peso.
Tomando en cuenta todo esto es muy posible que el crecimiento de México esté año sea alrededor de 3% y no se descarta sea mayor, pero antes de celebrar hay que esperar a los datos de IOAE a publicarse el jueves.
Por supuesto siguen los riesgos, entre los que destacan: 1) controversias comerciales, 2) posibilidad de recesión en EEUU, 3) nuevas presiones inflacionarias y 4) cautela en gasto de los consumidores por diversos temas.
Por Gabriela Siller Pagaza
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