- El año inició con un deterioro en las expectativas de crecimiento global, con un énfasis en el bajo desempeño económico de las economías productoras de materias primas y de la región de América Latina. En las primeras semanas del año, dos organizaciones internacionales clave recortaron sus expectativas de crecimiento para 2015. El Banco Mundial recortó su previsión de crecimiento de 3.3 % a 2.9 %, mientras que el Fondo Monetario Internacional ajustó sus proyecciones de 3.6 % a 3.4 %. Debido a que el escenario base se complicó con respecto a los últimos meses de 2015, los inversionistas adoptaron posiciones de menor riesgo en los mercados financieros.
- Se elevaron las preocupaciones con respecto al futuro de China, llevando a un incremento en la volatilidad de los mercados financieros y en particular del mercado de materias primas. Luego de que en 2015 la especulación de los mercados estuvo dominada por las expectativas de tasas en Estados Unidos, en 2016 los inversionistas voltearon hacia la economía real y en particular a China, en donde las previsiones de crecimiento desacelerado y la falta de claridad por parte de las autoridades en cuanto a la regulación del mercado (sumado a una base amplia de trading minorista), crearon el escenario perfecto para un desplome del mercado capitales. Esto se transformó en pérdidas para los mercados accionarios a nivel global.
- Se acentuó la relación entre los bajos precios del petróleo y las depreciaciones del peso, así como de otras divisas de economías emergentes y productores de materias primas. El principal catalizador de la depreciación del peso fueron las caídas en el precio del petróleo. El WTI tocó un mínimo de 26.05 dólares por barril el 11 de febrero, acumulando hasta ese día una pérdida en el año de 29.67 %, fecha en que el tipo de cambio alcanzó su máximo histórico al día de hoy.