En el primer trimestre del año, el tipo de cambio alcanzó un nuevo máximo histórico de 19.4448 pesos por dólar el día 11 de febrero y tocó un mínimo de 17.1019 pesos el día 31 de marzo, acumulando una depreciación de 0.48 %, con respecto al cierre del 2015, y cotizando alrededor de 17.29. Durante la primera mitad del trimestre, el tipo de cambio -al igual que la mayoría de los principales cruces frente al dólar-, estuvieron afectados por una serie de sucesos que elevaron la aversión al riesgo y propiciaron la especulación de forma acelerada, entre los cuales se destacan los siguientes:
  1. El año inició con un deterioro en las expectativas de crecimiento global, con un énfasis en el bajo desempeño económico de las economías productoras de materias primas y de la región de América Latina. En las primeras semanas del año, dos organizaciones internacionales clave recortaron sus expectativas de crecimiento para 2015. El Banco Mundial recortó su previsión de crecimiento de 3.3 % a 2.9 %, mientras que el Fondo Monetario Internacional ajustó sus proyecciones de 3.6 % a 3.4 %. Debido a que el escenario base se complicó con respecto a los últimos meses de 2015, los inversionistas adoptaron posiciones de menor riesgo en los mercados financieros.
  1. Se elevaron las preocupaciones con respecto al futuro de China, llevando a un incremento en la volatilidad de los mercados financieros y en particular del mercado de materias primas. Luego de que en 2015 la especulación de los mercados estuvo dominada por las expectativas de tasas en Estados Unidos, en 2016 los inversionistas voltearon hacia la economía real y en particular a China, en donde las previsiones de crecimiento desacelerado y la falta de claridad por parte de las autoridades en cuanto a la regulación del mercado (sumado a una base amplia de trading minorista), crearon el escenario perfecto para un desplome del mercado capitales. Esto se transformó en pérdidas para los mercados accionarios a nivel global.
  1. Se acentuó la relación entre los bajos precios del petróleo y las depreciaciones del peso, así como de otras divisas de economías emergentes y productores de materias primas.  El principal catalizador de la depreciación del peso fueron las caídas en el precio del petróleo. El WTI tocó un mínimo de 26.05 dólares por barril el 11 de febrero, acumulando hasta ese día una pérdida en el año de 29.67 %, fecha en que el tipo de cambio alcanzó su máximo histórico al día de hoy.
En la segunda mitad del primer trimestre, los mercados financieros iniciaron un proceso de corrección, enmarcado por una recuperación de los precios del petróleo. Los días 16 y 17 de febrero, los principales productores de crudo a nivel global comenzaron a negociar un posible límite al crecimiento de la oferta petrolera, lo cual fue recibido con optimismo por el mercado cambiario y los mercados de capitales. Asimismo, los principales índices accionarios de Estados Unidos han marcado una recuperación, el Dow Jones registra un avance de 1.49 %, mientras que en México, el IPC de la BMV acumula un rendimiento anual de 6.76 %. Adicionalmente, la recuperación del peso estuvo influenciada por la intervención en el mercado cambiario. El 17 de febrero, Banco de México y la Comisión de Cambios, anunciaron el retiro de las subastas de dólares diarias y la implementación de las intervenciones discrecionales, lo cual elevó el costo de especular en contra del peso. En el mismo sentido, Banco de México elevó la tasa de referencia en 50 puntos base a 3.75 %, buscando reducir los riesgos de un traspaso del tipo de cambio a precios. Cabe señalar que la recuperación de los mercados financieros durante la segunda mitad de febrero y en marzo no ha sido completa. En el primer trimestre, el valor global de capitalización de los mercados accionarios acumuló una pérdida de 2.62 %, mientras que la tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años se ubicó en 1.77 %, 49.7 puntos base por debajo de los niveles al cierre de 2015, como consecuencia de una mayor demanda por activos seguros y por la expectativa de que la FED normalizará su política monetaria de forma gradual, ante los riesgos para el crecimiento global que no han desaparecido y que podrían acentuarse en los próximos meses.