El presidente López Obrador celebra el primer año de su triunfo electoral en medio de la mayor desaceleración económica de la última década, específicamente desde la crisis de 2009.
Es un hecho que México goza de estabilidad macroeconómica, financiera y fiscal, pero también es una realidad que no vive su mejor momento. La generación de empleo formal va en picada, la inversión está deprimida, el consumo prácticamente está estancado y las exportaciones registran altibajos.
En los primeros cinco meses de este sexenio, la economía mexicana apenas creció 0.4 por ciento, el peor arranque de las últimas cuatro administraciones, según datos del IDIC, a cargo de José Luis de la Cruz.
Pese a este entorno, el peso se apreció poco más de 4 por ciento en el último año, la inflación llegó a 4 por ciento en la primera mitad de junio, es decir, dentro de la meta del banco central, y la demanda por deuda mexicana no se frenó. Pero es necesario destacar que estos resultados son, en parte, impulsados desde el Banco de México, de Alejandro Díaz de Léon.
La fortaleza del peso obedece a la demanda de moneda nacional para la compra de bonos mexicanos ¿Por qué la deuda nacional es atractiva? Por la tasa de interés que ofrece el país, de 8.25 por ciento, y es el Banco de México quien tiene a su cargo la decisión de subir, bajar o mantener el llamado precio del dinero. También Banxico tiene la responsabilidad de mantener la inflación lo más baja posible, porque este indicador es, precisamente, el mayor impuesto que los mexicanos podemos pagar.
Es por ello necesario destacar el buen trabajo que se ha hecho desde el instituto central después de la salida de Agustín Carstens.
Hay otros factores positivos que también se deben poner en relieve. Entre ellos la alta liquidez y elevada capitalización que tiene la banca y la prudencia que se tiene en las finanzas públicas.
La deuda pública se mantiene en cerca de 45 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y la Secretaría de Hacienda, de Carlos Urzúa, mantiene su meta de lograr un superávit primario de 1 por ciento del PIB.
Sin embargo, en materia de finanzas no todo es miel sobre hojuelas. A consecuencia de los menores ingresos, el gasto se ha venido reduciendo de una manera importante, afectando rubros sensibles como el de salud. En los primeros cinco meses del año, el sector público no gastó 140 mil millones de pesos que ya estaban aprobados en el presupuesto, bajo el lema de la austeridad republicana.
La calificadora Moody´s advirtió, recientemente, que la economía sufrirá aún más en 2019 y ello llevará a realizar más ajustes al gasto, para generar una especie de círculo vicioso que se ve alimentado por la incertidumbre entre la iniciativa privada a consecuencia de acciones como la cancelación del aeropuerto y, más recientemente, el conflicto del gasoducto con IEnova.
Por supuesto no podemos olvidar a Pemex, de Octavio Romero. La mala situación financiera y su debilidad en la producción tienen a la empresa en el ojo del huracán. Ya Fitch la degradó a “bono basura” y analistas no descartan que más calificadoras se sumen a esta decisión, lo que generaría una crisis de confianza de altas magnitudes.
El balance es de claroscuros. Los retos son muchos y el escenario actual no ayuda de mucho. Sin duda el presidente López Obrador y su gabinete tienen mucho por hacer, tanto en lo económico como en lo político y lo social, específicamente en temas como el de inseguridad y, por supuesto, migratorio. Todo el éxito, señor Presidente, porque de su labor depende el futuro de millones de mexicanos.
En corto
Este jueves, la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, de Abraham Vela, inaugurará la Feria de las Afores 2019, en la Explanada de la alcaldía Benito Juárez. El evento es una excelente oportunidad para que se pongan al corriente en su afore y aclaren todas las dudas al respeto. Altamente recomendable.
Fernando Franco