El gobierno quiere que Petróleos Mexicanos (Pemex) se convierta en un productor de combustibles. ¿El problema? Su equipo es demasiado viejo.

Nymia Almeida, vicepresidente senior de análisis en Moody’s, comentó el miércoles, en entrevista con Fortuna y Poder, acerca del plan de negocios de Pemex, el cual la calificadora considera como contraproducente y un riesgo para su nota crediticia.

En el caso de su proyecto para refinar combustible, Almeida lo considerada poco viable debido al deterioro de la infraestructura que estaría utilizándose.

“El gran problema que tenemos con esa estrategia […] es que la infraestructura de refino del país está desactualizada, está vieja, y cada vez que la empresa produce combustibles […] más pierde”, dijerde.

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó a Palacio Nacional con un plan de “rescate” para Pemex y con la ambición de lograr la autonomía energética para el país.

Aunque México es un productor y exportador de petróleo, la mayoría de los combustibles que consume son importados. López Obrador espera darle la vuelta a la situación construyendo una nueva refinería en Dos Bocas (Tabasco) y restaurando las ya existentes en el país, muchas de ellas prácticamente abandonadas. El gobierno compró una refinería (Deer Park) en Texas, la cual sumaría a su plan.

A pesar del entusiasmo del presidente, los expertos del sector no terminan de convencerse. El proyecto de refinación de AMLO es, a sus ojos, poco viable, además de ser costoso para una empresa cuya deuda es un lastre inmenso para las finanzas públicas. También existe el tema de si los combustibles fósiles tienen lugar en un futuro que, a todas luces, busca fuentes de energía renovable.

Como calificadora crediticia, a Moody’s le preocupa sobre todo el tema financiero. La refinación de combustibles será un costo adicional para las de por sí presionadas arcas de Pemex. Si el producto es de baja calidad por la falta de buena infraestructura, el costo que tendrá para la petrolera no podrá compensarse con el precio final.

“Más que un reto, es una apuesta a perder mucho dinero en los próximos años”, apuntó Nymia Almeida.

Para el gobierno mexicano, Pemex se ha convertido en el mayor riesgo para su propia calificación crediticia. La deuda de la petrolera es inmensa, y no ha sido capaz de colocarse en una situación en la que sus ingresos sean mayores que el peso de sus pagos y de su inversión.

A ojos de Moody’s, su plan de negocios no mejora la perspectiva. De hecho, corre el riesgo de ejercer presiones todavía mayores sobre sus finanzas y, consecuentemente, sobre su calificación.

“Este plan de negocios es negativos para el riesgo de créditos de la empresa. Añade mucha presión y con el agravante de cuanto más petróleo mexicano se quede en México, menos es exportado y esas exportaciones son fundamentales para que la empresa pague sus cuentas”, dijo la analista.

La nota de Pemex en la escala de Moody’s es de Ba2 con perspectiva negativa. Es decir, se encuentra dentro del grado especulativo. La calificadora considera que la situación de la empresa permanecerá estable, aunque tendiendo a lo negativo y con poco margen de mejora en los próximos dos o tres años.

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