El gobierno mexicano tiene que impedir la aplicación de aranceles estadounidenses a las autopartes mexicanas, pues su implementación impactaría en la economía nacional al provocar una pérdida de competitividad, señaló un reporte de Estudios Económicos Banamex.

De acuerdo con los economistas Rodolfo Ostolaza y Paulina Anciola, “debe ser prioritario” alcanzar acuerdos con las autoridades de Estados Unidos, pues la entrada en vigor de estos gravámenes podría impactar en el empleo y en la generación de valor agregado.

De no llegar a convenios, advirtieron, México tendría la segunda tasa arancelaria más alta entre los principales socios de Estados Unidos (de 16.2%), sólo por debajo de China (con 109.4%).

Esto limitaría “enormemente” la posible ganancia en la participación de mercado que se generara ante los prohibitivos aranceles a las mercancías chinas, según los analistas, quienes piensan que “es muy probable” que los gravámenes a las autopartes entren en vigor el 3 de mayo.

Implicaría un aumento en el arancel ponderado de México de 12.7% a 16.2%, pues además se aplicaría la doble tributación a productos de acero y aluminio también incluidos como autopartes.

Aunque el incremento de 3.5 puntos porcentuales en el arancel promedio de México no sería el de mayor magnitud (para Somalia la diferencia sería de 8.9%), si lo sería al considerar a los principales socios comerciales de EU, ya que dicha diferencia sería incluso superior a la de China (2.0 puntos porcentuales)”, acentuaron.

Los economistas añadieron que el arancel promedio para todas las importaciones de EU pasaría de 22.5% sin autopartes, a 23.9% considerando estas últimas. Para el agregado de autopartes, el arancel para México quedaría en 30% (Canadá 24%, China 170%) y en 25% para los demás países, con lo que podría perder competitividad.

Lo anterior es de gran relevancia considerando que México fue el principal proveedor de EU en 2024 (36.1%), seguido por China (15.3%) y Canadá (8.6%).

El nuevo esquema arancelario para las exportaciones de México a EU, más allá de los cambios que pueda haber en los próximos meses, genera incentivos significativos para que los exportadores del país realicen los ajustes necesarios para cumplir con las reglas de origen del TMEC, pues estas cuentan con la menor tasa arancelaria.

Además, con la imposición de aranceles “recíprocos” de 10% por parte de la administración Trump para el resto del mundo, aumentan los incentivos iniciales”.

En ese contexto, apuntaron, queda en las empresas residentes del país, realizar las modificaciones pertinentes para mantener y renovar su participación en el mercado estadounidense.

A las autoridades mexicanas, les toca facilitar esta transición y mantener la prudencia en las negociaciones con EU ante la inminente renegociación (que ya no será revisión) del T-MEC.

Así, evitar la implementación de los aranceles a las autopartes debe ser una prioridad urgente para la industria nacional y el Gobierno mexicano, con el propósito de mantener cierta competitividad en el mercado de EU, lo que evitaría la pérdida de empleos y en la generación de valor agregado”, concluyeron.

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