La jornada laboral en México no debe exceder 48 horas a la semana, que suponen ocho horas diarias al servicio de un patrón. Pero si se agregan las horas dedicadas a las tareas domésticas, estas jornadas se extienden a 61 horas, en el caso de los hombres, pero hasta 90 horas en el caso de las mujeres.

Las mujeres en edad laboral dedican menos horas al trabajo fuera del hogar que sea remunerado y más horas al trabajo en el hogar que no es remunerado. El tiempo que invierten los mexicanos en las tareas domésticas –limpieza, preparación de comida y cuidados de niños, ancianos y enfermos— alcanza un equivalente a 27% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, advierte Sofía Ramírez Aguilar, directora de la organización México ¿Cómo vamos?

“Las mujeres sí trabajamos más y no lo digo yo, lo dice el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)”, refiere la experta y aclara que esta situación se traduce en un perder-perder, ya que las mujeres dejan oportunidades de crecimiento personal y la economía nacional pierde el talento de una fuerza de trabajo que puede contribuir a la generación de riqueza.

En entrevista, con motivo del Día Internacional de la Mujer –que se conmemoró este 8 de marzo—, Sofía Ramírez comenta que la falta de una mayor flexibilidad laboral y de un sistema nacional de cuidados impide que más mexicanas puedan incorporarse al mercado laboral del país, que permita a las trabajadoras encargar a sus hijos en guarderías o escuelas y tener asistencia para atender enfermos y ancianos.

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“Si los hijos se enferman, si la abuela se cayó y no puede caminar (…), la decisión es que las mujeres tomen ese rol, sea por razones sociales o porque ganamos menos. El acuerdo en las familias es que quien gana menos, salga del mercado laboral y deja de producir riqueza”, explica la experta.

La solución más viable es que se establezca un sistema nacional de cuidados para atender niños y ancianos, de modo que “terceras personas puedan salir a trabajar”.

Si las mujeres en edad de trabajar, que solo están ocupadas en las labores del hogar, pudieran incorporarse al trabajo remunerado, su aportación podría agregar entre 14% y 20% a la tasa de crecimiento del PIB, asegura Sofía Ramírez.

“Sería más grande nuestra economía, es una realidad”, dice la experta.

Austeridad presupuestal contra sistema nacional de cuidados

En sus análisis sobre la economía mexicana y el mercado laboral, Sofía Ramírez insiste en la necesidad de impulsar en el país un sistema nacional de cuidados, que destine presupuesto público para la prestación de servicios profesionales y seguros de personas vulnerables, como niños, ancianos, enfermos y discapacitados.

La experta lamentó que, en lugar de promoverlo, el gobierno federal ha desarmado programas como la red de guarderías –que eran administradas por la Secretaría del Bienestar—, los refugios para mujeres que sufren de maltrato y, más recientemente, las escuelas de tiempo completo, que tenían horarios extendidos, supervisados por profesores, y ofrecían alimentación.

“El presupuesto que actualmente se destina a los servicios de cuidados de personas vulnerables es de 24,000 o 25,000 millones de pesos (mdp), menos de la mitad de lo que se asigna en papel a la construcción de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco”, lamenta Sofía Ramírez.

Pero además, el desglose de cifras arroja que, menos de 5% de ese presupuesto, se destina a la atención de ancianos o personas con discapacidad.

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El gobierno federal ha tratado de compensar esos recortes al presupuesto de los servicios de cuidados con transferencias monetarias directas a las familias, pero no necesariamente constituye una buena solución, porque las familias pueden gastarse el dinero en otros satisfactores que no necesariamente sirvan para resolver su necesidad de cuidados a niños o enfermos.

“Si el dinero público es escaso, parece ser la relación menos útil socialmente y la gestión más barata para el gobierno es dar transferencias y no dedicarse a ofrecer escuelas de tiempo completo o un sistema de cuidados”, considera la experta.

Iniciativa de ley pendiente de aprobación

En su opinión, es preferible tener un sistema público de cuidados, porque “personal profesional puede visitar y ayudar a las familias en sus necesidades, además de que el gobierno puede hacer compras consolidas de insumos”, lo que genera ahorros y se puede hacer un uso más eficiente del presupuesto al utilizar los recursos en un amplio grupo de familias, agrega Sofía Ramírez.

Actualmente, una iniciativa de ley sobre el sistema nacional de cuidados se encuentra en el Poder Legislativo en espera de ser analizada, discutida y, eventualmente, aprobada.

Sin embargo, la experta reconoce que, al encontrarse la presente administración en la segunda parte del sexenio, se reduce el tiempo y la oportunidad de que el proyecto reciba el voto favorable, ya que existen otras “prioridades” legislativas, como la reforma eléctrica, la reforma electoral y la reforma en materia de seguridad pública.

“No es que las legisladoras del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no lo quieran, pero ya establecieron los partidos otras prioridades”, reconoce Sofía Ramírez.

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La experta también admite que “el sistema nacional de cuidados no nacerá de un día para otro sin un marco legal, pero tampoco si no se asignan recursos”, de ahí la pertinencia de realizar paralelamente una reforma fiscal que aparte presupuesto para esos servicios.

“En la segunda parte del gobierno cae la oportunidad del gobierno de hacer reformas y cae la oportunidad de hacer una reforma fiscal. Si no se hacen cambios en los primeros tres años, es difícil después”, concluye la experta.

GC