Subsidios a gasolina en frontera norte dejan boquete fiscal de 107,000 mdp
El incentivo al consumo de gasolinas en los estados fronterizos creció 6.3 veces, en términos reales, de 2013 a 2016
Competir con los precios de los combustibles en Estados Unidos ha llevado a que en la frontera norte del país la gasolina Magna cueste en promedio 50 centavos más barata de lo que se invierte en producirla y distribuirla; además ha implicado que en el último año se pierdan 107,000 millones de pesos en impuestos, indica un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP)
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público añade un estímulo fiscal a los municipios que están hasta 45 km de distancia de la frontera norte que, sumado al federal, hace que la carga fiscal por el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) en Chihuahua, Coahuila, Sonora y Tamaulipas sea menor que en el resto del país.
En contraparte, Sinaloa y Baja California Sur que también están en la región norte del país, pero que no comparten frontera con Estados Unidos, son los únicos estados que mantienen precios rentables en esa zona.
Los impuestos a combustibles proveen de ingresos presupuestarios al país. Hasta agosto de 2018, la recaudación por concepto de IEPS a combustibles, representó 3.3% del total de los ingresos presupuestarios, equivalente a 1.0% puntos del PIB (113 mil 895.1 mdp).
Si bien en 2013 comenzó una reducción gradual del subsidio a combustibles fósiles, a partir de 2017 el precio se liberó paulatinamente y por regiones para que terminara el año reflejando plenamente las fuerzas del mercado. Sin embargo, el incentivo fiscal al consumo de gasolinas en la frontera norte creció 6.3 veces, en términos reales, de 2013 a 2016.
De acuerdo con el análisis del CIEP, reducir el precio de mercado de los combustibles ha implicado para la SHCP significativos costos de recaudación. En 2017, Hacienda calculó que el estímulo fiscal fuera equivalente al 26.3 por ciento de los ingresos recabados por concepto de IEPS a combustibles; mientras que para 2018, la proporción se calcula en 41.7 por ciento.
Alejandro Limón Portillo, coordinador del área de Energía y finanzas públicas del CIEP, precisó que podría replantearse este gasto fiscal, ya que además de que representa una pérdida recaudatoria, impacta el ambiente porque un precio bajo de gasolina incentiva su consumo y contribuye al aumento de emisiones de CO2 y otros contaminantes.
“El estímulo fiscal fronterizo provoca que el precio dé señales que no reflejan el valor real de la gasolina a lo largo de la cadena de suministro. Esto tiene implicaciones económicas y ambientales. Con un espacio fiscal acotado, destinar recursos al estímulo de un producto que tiene, además, connotaciones ambientales negativas, cuestiona la necesidad de este incentivo fiscal”, destaca el estudio.
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