México y Estados Unidos tendrán como uno de sus retos comerciales más relevantes hacia 2023 el compromiso de fortalecer al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) como un “instrumento capaz de generar negociaciones sólidas y obligatorias” entre los tres países socios.
Lo anterior a la luz de las disputas que han surgido entre México y Estados Unidos por la interpretación de las reglas de origen que hace el gobierno estadounidense en materia automotriz y también por las políticas del gobierno mexicano en materia energética y de biotecnología, que han sido cuestionadas por sus socios comerciales, refirió Sofía Ramírez, directora de la organización México ¿Cómo vamos?
En sus previsiones sobre cómo será la relación comercial entre México y Estados Unidos —su principal destino de exportaciones y fuente de inversión extranjera—, la experta destacó la relevancia de que la partes respeten las reglas del T-MEC, tal como las negociaron entre los años 2018 y 2019.

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“En la medida en la que se quiere doblar la interpretación de las reglas o los países se empecinen en tener la razón o no querer cumplir con las sanciones a las que se hagan acreedores, tendremos problemas de largo plazo, porque se debilitará el instrumento”, reflexionó Sofía Ramírez, a través de un podcast con US-Mexico Foundation.
En su análisis prospectivo, la experta consideró que además de las controversias comerciales que se han generado entre los tres países socios, por las reglas de origen automotrices, la política energética de México —que involucran a la triada de países—, y otras más específicas contra nuestro país, como las disposiciones de México contra el maíz transgénicos —que preocupan a Estados Unidos— y las disposiciones mexicanas en minería —que preocupan a Canadá—, existen otros frentes que igualmente deberán ser atendidos en materia laboral y logística.
Sofía Ramírez destacó que México tendrá el desafío de mejorar sus condiciones laborales, ya que el capítulo laboral del T-MEC está enfocado en impulsar los salarios pagados al personal ocupado mexicano.
Pero también, desde una perspectiva de más largo plazo, nuestro país se verá en la necesidad de invertir en educación y capacitación de la fuerza de trabajo, en aras de ofrecer personal calificado a la nueva inversión que busca establecerse cerca de Estados Unidos, como resultado del proceso de “nearshoring”, consideró la experta.
Asimismo, México se ha planteado la posibilidad de proveer de trabajadores temporales a Estados Unidos para diferentes empresas de bienes y servicios, lo cual requerirá igualmente de inversión en programas educativos y de entrenamiento laboral para desarrollar las habilidades más solicitadas.
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Sofía Ramírez también se refirió a la inversión en infraestructura, ya que el despegue económico que han tenido los estados del norte de México y los del Bajío se explica, por las inversiones en proyectos productivos, pero también en las vías de comunicación hacia Estados Unidos.
En este sentido, la experta refirió que los estados del sur-sureste de México necesitan con urgencia de vías de comunicación que las conecten con las cadenas productivas internacionales.
GC