La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) identificó que hasta 13 productos que se venden a nivel nacional en estantes donde se encuentra el jamón, están fuera de la NOM-158- SCFI-2003, que es la que establece las especificaciones para que un producto pueda denominarse “jamón”.
Durante la conferencia matutina de Claudia Sheinbaum, el titular de la procuraduría, César Iván Escalante Ruiz, se refirió a la publicación de la Revista del Consumidor de julio, en la que se añadió una investigación a 40 de estos productos.
Del total, 21 fueron jamones comerciales: 14 de pavo, cuatro de pierna, dos de pavo y cerdo, uno de cerdo y pavo. De clasificación económica, en el análisis se integraron cinco: dos de pavo y tres de pavo y cerdo.
Asimismo, se contemplaron 13 de diferentes denominaciones que se declaran como “embutidos” y sólo uno de imitación vegana.
Al presentar un par de ejemplos, Escalante Ruiz mencionó que los que están fuera de norma son productos “autodenominados embutidos”, que no cumplen con las especificaciones de la NOM 158- SCFI-2003, Jamón-Denominación y clasificación comercial, especificaciones fisicoquímicas, microbiológicas, organolépticas, información comercial y métodos de prueba.
Abundó que, en las presentaciones, aparecen leyendas como “embutidos”, “embutido cárnico”, “embutido cárnico cocido”, “embutido cocido de carne de cerdo y pavo”, “cocido de pavo” o “producto cárnico cocido” que constituyen un “nuevo sector en el mercado fuera de toda normatividad”.
“Normalmente son un poco más barato, pero se vende al lado de los jamones.
“También hicimos otros hallazgos: no son veraces en sus contenidos, en la declaración nutrimental, pues contienen más sodio del que declaran.
“Pero lo más relevante no es eso, sino que hay marcas que intentan engañar a las personas consumidoras haciéndose pasar por jamón y no son jamón”, señaló el procurador.
El estudio
De acuerdo con el estudio, el jamón se comercializa en cinco clasificaciones de acuerdo a su contenido de proteína libre de grasa, grasa y fécula que inciden directamente en su aporte nutrimental y su precio.
El de mayor consumo por su accesibilidad en el mercado es el de clasificación Comercial y el Económico, los cuales contienen un 12% y 10% de proteína libre de grasa, 10% de grasa y 10% de fécula que favorece la retención de agua.
Independientemente de la clasificación, retoma, el jamón debe estar elaborado exclusivamente a partir de la pierna trasera del cerdo o de los muslos del pavo declarados por la autoridad responsable como aptos para su consumo humano, de acuerdo con las disposiciones legales.
Según la NOM 158- SCFI-2003, para que un producto pueda denominarse jamón de pierna debe estar compuesto por al menos 55% de carne de la pierna trasera del cerdo (con o sin hueso) y el de pavo por el mismo porcentaje de carne del muslo del mismo animal.
No obstante, los 13 productos que a primera vista son similares al jamón, que están exhibidos comercialmente cerca de estos y además utilizan imágenes idénticas en sus empaques, están fuera del alcance de dicha NOM, por lo que “pueden estar elaborados a partir de cualquier carne y de cualquier carne, de pollo, pavo y cerdo o incluso pastas cárnicas”.
Asimismo, el contenido de soya de los “embutidos” puede ser más elevado al del jamón y el porcentaje de fécula ser inferior o superior al 10%, lo que disminuye el aporte nutrimental de estos alimentos sin denominación por la Norma. Lo mismo sucede con los aditivos, como los azúcares, nitritos, fosfatos y sodio.
Cabe mencionar que en los 13 productos analizados de diferentes denominaciones, los fabricantes no demostraron con evidencia clara de dónde surge su denominación ni ofrecieron una explicación técnica válida de por qué no son productos imitación.
Profeco tomará medidas
Derivado del estudio, este lunes Profeco enviará oficios a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y a la Secretaría de Agricultura, para darles a conocer —de forma oficial— los hallazgos obtenidos en el análisis.
“Se les informará a los proveedores y distribuidores sobre los incumplimientos, resaltando la responsabilidad de la comercialización de los productos y la información que se presenta en los empaques.
“¿Qué vamos a revisar a partir de esta semana? Las características del etiquetado y posibles incumplimientos de leyes y normas que pudieran derivar en procedimientos por infracciones a la ley; características de los productos que pudieran resultar en inmovilizaciones e incluso retiro de estos productos del mercado; y que la información de los productos no sea engañosa para el consumidor”, concluyó Escalante.
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