Tras haber aumentado más de 50% el año pasado, por el crecimiento de la demanda de energéticos en el mundo, es previsible que los precios internacionales del petróleo mantengan su tendencia alcista a lo largo de 2022, pero a un ritmo más moderado, por la pandemia del Covid-19 y un aumento en la producción de los países petroleros.
En 2021, el petróleo West Texas Intermediate (WTI) cerró el año con una cotización de 75.47 dólares por barril, lo que implicó un crecimiento de 55.54%; mientras que el Brent concluyó con una cotización de 77.78 dólares, esto es 50.15% por encima de su precio de fines de 2020.
En línea con esta tendencia, la mezcla mexicana de petróleo crudo de exportación alcanzó al cierre del año pasado un precio de 71.29 dólares, esto es que obtuvo un crecimiento de 51.17% anual.
“Las ganancias durante el año estuvieron asociadas a movimientos de la oferta y la demanda de petróleo”, comentó Banco Base en el análisis “Panorama general del petróleo”.
Por un lado, los recortes a la producción internacional —impulsada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados—, así como los problemas climatológicos por el crudo invierno en Europa y Estados Unidos fueron, entre otros, los factores principales que afectaron la oferta de petróleo y gas a lo largo de 2021.
Pero de manera paralela aumentó la demanda, a medida que los países reabrieron sus economías y reactivaron los viajes conforme disminuyeron las olas de contagios de Covid-19 y avanzaban las campañas de vacunación contra la enfermedad.

Demanda de petróleo aumentó en 5.5 mbd
De esta forma, durante 2021, los requerimientos de petróleo en el mundo aumentaron en 5.5 millones de barriles diarios (mbd).
“Para fines de comparación, se estima que de 2019 a 2020, la demanda global de petróleo bajó de 100.4 a 91 mbd, mostrando una recuperación hasta 96 mbd en 2021”, destacó el análisis de Banco Base.
Así que la combinación de las afectaciones a la oferta de petróleo y la mayor demanda hicieron que el precio del hidrocarburo avanzara.
No obstante estos movimientos, el mercado petrolero sigue sensible al comportamiento de la pandemia del Covid-19, al grado de que en noviembre, los precios del petróleo mostraron fluctuaciones descendentes, ya que cotizaron en 66.18 dólares por barril.
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Esta situación fue consecuencia de la aparición de la variante ómicron del Covid-19 y las preocupaciones que despertó su capacidad de contagio, además de su capacidad de provocar mayores síntomas graves.
Ómicron y mayor oferta petrolera definirán precios
“A pesar de que el coronavirus sigue representando un riesgo para la demanda por petróleo y para la economía global, hacia 2022 se espera que el precio del petróleo continúe en niveles altos”, aseguró Banco Base en su análisis.
Pero, a diferencia de 2021, “es probable que se observe un aumento lento en el precio de petróleo, sobre todo ya que se espera que la demanda alcance los niveles prepandemia hasta 2023”.
Así, el WTI podrá cotizar en los próximos meses en un rango de 65 a 90 dólares por barril, mientras que el Brent oscilará entre 68 y 93 dólares. En el caso de la mezcla mexicana, la estimación es de entre 64 y 70 dólares.
En estas proyecciones influye la incertidumbre que persiste en el mundo sobre el impacto de la variante ómicron en la salud y que pudieran presentarse nuevos confinamientos y cierres de actividades, lo que indudablemente reducirá la demanda de energéticos.
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Pero también habrá que considerar una mayor oferta de crudo en el mundo. Hace unos días, la OPEP y sus aliados —que juntos se conocen como OPEP+— acordaron aumentar en 400,000 bd la producción mundial de petróleo.
“En promedio la producción petrolera global durante 2022 será de 101.41 mbd, 5.46 mbd por encima de la producción promedio de 2021”, aseguró Banco Base.
Además, habrá que estar pendiente de otros acontecimientos de orden geopolítico que igualmente pueden influir en la oferta y los precios internacionales del petróleo, como las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y las tensiones entre Estados Unidos e Irán.
GC