Acompañar los tacos al pastor con limón o hacer agua con este fruto se convirtió en un verdadero lujo para los mexicanos.
En enero, su precio registró un aumento anual de 182.70 por ciento, el mayor en 132 meses o 11 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Si consideramos únicamente el primer mes del año frente a lo registrado en diciembre, el aumento fue 68.77 por ciento.
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De hecho fue el producto que más subió de precio y que tuvo, por tanto, mayor incidencia en la inflación nacional.
Esta mañana, el INEGI dio a conocer que la inflación, la cual mide los precios y servicios en el país, desaceleró a 7.07 por ciento. Si bien es una noticia positiva, lo cierto es que aún se mantiene elevada, muy por arriba del objetivo de Banco de México, de entre 2 y 4 por ciento.
Además, la inflación subyacente, que es considerada una tendencia de los precios futuros, aún sigue en ascenso, lo cual dificultó la llamada cuesta de enero.
Este indicador se ubicó en 6.21 por ciento a tasa anual, su mayor nivel desde septiembre de 2001, con lo cual acumuló 14 meses consecutivos de incrementos, algo que se vio por última vez entre noviembre de 1994 y diciembre de 1995.
A tasa mensual, la inflación subyacente se ubicó en 0.62 por ciento, siendo su mayor nivel para un mes de enero desde 2014.
“Considerando el dato de inflación de enero, la proyección de inflación al cierre del año se revisa al alza de 4.24 a 4.35 por ciento, debido a que continúan las presiones inflacionarias dentro del componente subyacente y a que su trayectoria es al alza”, dijo Gabriela Siller, economista en jefe de Banco Base.
Alejandro Padilla, director general adjunto de Análisis Económico y Financiero de Banorte, señaló que ante este escenario, es previsible que el Banco de México aumente su tasa de interés en 50 puntos base. “El difícil entorno para la inflación y una normalización global más rápida sugieren la necesidad de continuar con el ciclo alcista”.