Las pensiones (contributivas y no contributivas) y el pago del servicio de la deuda van a representar hasta 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) al cierre del sexenio, lo cual dejará las finanzas públicas “tirantes” para la siguiente administración y evidenciará la necesidad de una reforma fiscal de gran calado, aseguró Héctor Villarreal, profesor investigador de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey.
“Hay que entender que una economía que está creciendo muy poco, con tasas de interés que van al alza y muchos compromisos de gasto público, el servicio de la deuda en los próximos años nos va a doler bastante, particularmente 2023 y 2024, es algo que está presente para el próximo sexenio, una carga bastante importante. En ese contexto, Moody’s nos saca una bandera amarilla (con la baja de calificación)”, expuso el especialista en finanzas públicas.

Villarreal dijo, en entrevista con Marco Mares para Fortuna y Poder, que -de acuerdo con un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), del cual fue director hasta el año pasado-, las pensiones y el pago del servicio de la deuda se iban aproximar “peligrosamente” a 10 puntos del PIB, una cifra que, con el aumento en las tasas de interés, es “casi seguro” que así será en 2024.
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En este año, el presupuesto público es cercano a 6.2 billones de pesos, aproximadamente 25 por ciento del PIB.
“Si tu empiezas a ver esto, te quedan unas finanzas públicas muy tirantes, se reconoce la responsabilidad del gobierno de decir: en la medida de lo posible voy a tratar de mantener los déficits a raya, pero los recursos que nos están quedando para gastar en rubros importantes han sido tremendamente mermados”, señaló .
En medio de este escenario, se ve un replanteamiento de la función social del gobierno, pero también un desmantelamiento de servicios públicos: “estamos viendo carencias en servicios de salud, un presupuesto educativo sumamente restringido y, en términos de economía de los cuidados, el país se empieza a rezagar mucho, añadió.
Por otro lado, hay una inversión millonaria en las llamadas obras símbolo de la administración, pero -como en los viejos tiempos- son unos cuantos proyectos muy grandes. En contraste, hay “un montón” de inversión en el país que no está ocurriendo y esto pega en carreteras, energía, cuestiones hídricas y cambio climático, por mencionar algunas, dijo.
Reforma fiscal o habrá un presupuesto complicadísimo
Ante este escenario, Villarreal expuso que se requiere una reforma fiscal, como se ha venido diciendo tiempo atrás, pero primero se debe poner orden en el gasto para ver las necesidades de ingresos y definir cuáles es el esquema a seguir.
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“Si no tenemos cuidado, la reforma fiscal puede ser muy decepcionante”, señaló.
Cuando se hacen cambios de este tipo -dijo-, si bien te va, la recaudación brinca dos o tres puntos del PIB, no más, al menos es lo que se ha visto en la experiencia de América Latina.

“Si haces una reforma fiscal y no brinca la recaudación todo lo que esperas y traes un desorden por el lado del gasto, a la vuelta de muy poco tiempo, ese espacio fiscal que ganaste te lo comes en una serie de cosas que no arreglaste”.
El especialista señaló que el tipo de reforma que se necesita para mucha gente va a ser desagradable, pero no hacerlo es peor: “si no se hace, llegue quien llegue (a la Presidencia), de cualquier color, el paquete económico de 2025 se ve complicadísimo”.
En su opinión, hay un tercer tema que se debe discutir: el financiamiento del sistema de salud, “Nos metimos ahí en un laberinto, se quitó el seguro popular, no había un reemplazo bien trabajado, el Insabi (Instituto de Salud para el Bienestar) ha sido un fracaso reconocido por el mismo gobierno, si tu quieres, de manera discreta, sale este nuevo proyecto del IMSS-Bienestar, hay buenas ideas por ahí, pero lo que no hay es dinero”, expuso.
FP