Agricultura elevó la alerta sanitaria en el país por la presencia de gusano barrenador del ganado (GBG) Cochliomyia hominivorax en el sur de Nicaragua, a 700km de la frontera de México con Centroamérica.

Lo anterior, luego del incremento de casos en Panamá y Costa Rica, y con el objetivo de proteger a la ganadería nacional de esta plaga, ausente en el país desde hace más de 30 años.

En un comunicado, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) apuntó que los primeros casos de GBG se presentaron en julio de 2023, en Costa Rica, lo que generó que el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) reforzara la primera barrera de defensa sanitaria, que comprende la inspección zoosanitaria en 45 aeropuertos internacionales, 24 puertos marítimos y 28 fronteras, así como en 19 Puntos de Verificación e Inspección Federal (PVIF).

Cabe mencionar que, en lo que va del año, los especialistas de la Comisión México-Estados Unidos para la Prevención de la Fiebre Aftosa y otras Enfermedades Exóticas de los Animales (CPA), del Senasica, han atendido 15 notificaciones por sospecha de gusano barrenador, la tercera parte de ellas localizadas en Chiapas; todas resultaron negativas a GBG.

Según la autoridad sanitaria de México, existe riesgo de ingreso de la plaga al territorio nacional por el flujo de migrantes centroamericanos, de ganado, mascotas y animales silvestres; la presencia de larvas o pupas en pieles, cueros y trofeos de caza y por la migración natural de la mosca en busca de alimento, que puede volar hasta 150 kilómetros en una semana.

En Panamá se han reportado 11 mil 658 casos positivos de GBG; en Costa Rica, 300; en Nicaragua, 13, de los cuales más de 82 por ciento corresponden a gusaneras en bovinos y seis por ciento en caninos.

Es importante señalar que el gusano barrenador del ganado es el nombre coloquial de las larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax, que depositan sus huevos en las heridas abiertas de mamíferos de sangre caliente, como perros, vacas, chivos, gatos e incluso humanos.

Cuando el huevo se convierte en larva, se alimenta de los tejidos del huésped y genera una infección, que de no ser tratada oportunamente puede ocasionar la muerte de los afectados.

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