La imposición de aranceles de 25% a todas las mercancías importadas desde México, como pretende hacer el gobierno de Estados Unidos, constituye una apuesta improbable por el alto riesgo que representa para la misma economía estadounidense.
“Hay varias razones para pensar que esta medida tiene una baja probabilidad de materializarse, ya que se generarían costos significativos tanto para Estados Unidos como para México”, refiere un reporte de la unidad de Análisis Económicos de BBVA México, elaborado por Carlos Serrano Herrera, economista en jefe del grupo financiero.
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Derivado de la integración de las cadenas de valor entre ambos países, la imposición de aranceles a los productos mexicanos encarecerá sus precios al consumidor final y provocará interrupciones a las cadenas de suministro.
“El 43% de las importaciones de autopartes de Estados Unidos provienen de México, y muchas de estas piezas contienen a su vez insumos de origen estadounidense. Imponer un arancel de esa magnitud aumentaría los costos de producción de la industria automotriz”, refirió Carlos Serrano.
Al subir los precios de las mercancías, un efecto inmediato será un repunte de la tasa de inflación de Estados Unidos, que resentirá el consumidor norteamericano.
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Solamente cerca de la mitad de las importaciones que hace Estados Unidos de productos agrícolas tiene su origen en México, por lo que los aranceles de 25% provocarán problemas en el nivel general de precios.
Una eventual aplicación de los aranceles de 25% hará caer las exportaciones de bienes fabricados en México y por tanto inducirá una crisis económica para nuestro país, lo que tendrá como un resultado inmediato la generación de mayor flujos de migración hacia Estados Unidos, justo cuando la nueva administración del gobierno norteamericano ha desplegado una estricta política de control migratorio.
Al resentir los efectos económicos de los aranceles, lo más probable es que México también conteste con aranceles recíprocos, aplicables a los productos importados desde Estados Unidos.
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En particular, un segmento de bienes que puede verse más afectado por este intercambio de impuestos es el de los granos, ya que nuestro país adquiere maíz y otros alimentos cosechados de los estados del medio oeste de Estados Unidos.
Asimismo, las consecuencias de los aranceles no solo se limitan a lo comercial, sino también a otras áreas de la relación México-Estados Unidos como la migración y la seguridad, de modo que un diferendo por los impuestos a las importaciones puede afectar la cooperación entre ambos países para atender esos desafíos.
“Si bien no se puede descartar la posibilidad de un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, los costos económicos y políticos de una medida de este tipo la hacen poco factible. México no es un competidor directo de Estados Unidos en la elaboración de manufacturas, sino que es un socio que le permite ser más productivo. Así, me parece que, a pesar del ruido, en unos años las economías de ambos países estarán todavía más integradas”, consideró Carlos Serrano en su reporte.
GC