La guerra económica y comercial de Estados Unidos y China dio lugar a un proceso de “fragmentación económica” en el mundo, que implicará un reordenamiento de los bloques económicos y que constituye una oportunidad de crecimiento para México.

Así lo consideró Rodolfo Navarrete, economista en jefe de Vector Casa de Bolsa, al referir que desde el inicio de su confrontación económica con China, la economía estadounidense comenzó a aumentar sus importaciones de mercancías de otros orígenes como México, al grado de que nuestro país ya es el primer socio comercial de Estados Unidos.

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En este sentido, México se ha beneficiado de este proceso de “fragmentación económica”, que otros expertos también han denominado como “desglobalización”.

“Lo que estamos observando son grupos económicos. Por un lado, Occidente; por otro, Rusia y China; ahora, Medio Oriente. En otras palabras, estamos viendo una separación de los mercados”, comentó Navarrete, en una conferencia de prensa, con motivo del 50 aniversario de Vector Casa de Bolsa.

La confrontación económica y comercial entre Estados Unidos y China tuvo un punto de quiebre en el gobierno de Donald Trump, expresidente de Estados Unidos (2017-2021), quien impuso aranceles a una amplia cantidad y diversidad de mercancías hechas en China, principalmente productos clave como automóviles y aparatos electrónicos.

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En respuesta, China también impuso aranceles a varias mercancías importadas de Estados Unidos.

Sin embargo, otro factor que contribuyó a la “desglobalización” consistió en la pandemia del Covid-19, que provocó la interrupción de las cadenas internacionales de suministro de bienes intermedios y de bienes terminados, situación que obligó a las empresas fabricantes a reconsiderar sus inversiones en China, para reubicar sus unidades de producción lo más cerca posible de sus mercados de consumo, principalmente Estados Unidos.

Esta tendencia se ha reforzado con otras iniciativas, como la “Ley para Reducir la Inflación” del gobierno del actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que pretende reforzar el desarrollo de industrias clave para el presente y el futuro inmediato, como las de semiconductores, energías renovables y autos electrónicos, en la región de América del Norte.

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En este contexto, México ha visto los beneficios por la vía de las exportaciones de productos a Estados Unidos y la llegada de nuevas inversiones derivadas del proceso de relocalización de empresas o “nearshoring”.

México cerró 2023 como el principal socio comercial de Estados Unidos, al haber exportado mercancías a ese mercado por 475,606 millones de dólares (mdd), lo que implicó un incremento de 4.6% en relación con 2022.

En tanto que el año pasado, nuestro país captó un récord de 36,058 mdd de inversión extranjera directa, que se atribuye principalmente al fenómeno del “nearshoring”. (Con información de Expansión)

GC