El Fondo Monetario Internacional (FMI) ajustó al alza su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para 2023, a 1.8% desde el 1.7% estimado en enero. En octubre de 2022, el organismo consideraba que el producto interno bruto (PIB) nacional avanzaría sólo 1.2% este año.

Para 2024, dejó sin cambios su previsión (de enero) de 1.6%, que es inferior al 1.8% calculado en octubre pasado.

Respecto a la inflación, el FMI considera que este año cerrará en un nivel de 6.3%, muy por arriba de la meta del Banco de México (Banxico) de 3%, con un rango de variabilidad de más/menos 1 por ciento.

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Los precios al consumidor estarían descendiendo al nivel deseado hasta 2024, año para el que vaticina una tasa de 3.9%.

Crecimiento global

La mejora en la expectativa del PIB está fundamentada, en parte, en que los fraccionamientos en las cadenas de suministro a nivel global se están disipando, mientras que los trastornos en los mercados de la energía y los alimentos causados por la guerra en Ucrania están remitiendo.

A lo anterior se sumará que la importante y sincronizada contracción de la política monetaria llevada a cabo por la mayor parte de los bancos centrales debería comenzar a dar sus frutos, y la inflación debería retroceder hacia los niveles fijados como meta.

En particular, las economías de mercados emergentes y en desarrollo ya se están adelantando en muchos casos, con saltos de las tasas de crecimiento (de cuarto trimestre a cuarto trimestre) desde 2.8% en 2022 a 4.5% este año”.

“La desaceleración se concentra en las economías avanzadas, en especial en la zona del euro y el Reino Unido, donde se prevé que el crecimiento caiga, respectivamente, a 0.7% y –0,4% este año, para repuntar a 1.8% y 2.0% en 2024”, expuso el Fondo en su Informe de Perspectivas de la Economía Mundial.

Por lo anterior, considera que la economía global tendrá un crecimiento de 2.8%, menor al 3.4% de 2022. Para 2024 prevé que el avance se estabilice en 3%.

En tanto, las economías avanzadas estarían experimentando una desaceleración pronunciada, desde 2.7% en 2022 a 1.3% en 2023.

De acuerdo con el FMI, “las turbulencias se están arremolinando y la situación es bastante frágil, como nos ha recordado el reciente brote de inestabilidad bancaria”.

En ese sentido, destacó que la inflación es mucho más rígida de lo que se anticipaba, incluso hace unos pocos meses, y aunque ha disminuido, esto se debe principalmente al marcado retroceso en los precios de la energía y los alimentos.

Pero la inflación subyacente, que excluye los componentes volátiles de la energía y los alimentos, todavía no ha alcanzado su máximo en muchos países”.

A ello se suma que la actividad económica muestra signos de resiliencia ante la estrechez histórica de los mercados laborales en la mayoría de las economías avanzadas.

En este punto del ciclo contractivo, cabría esperar indicios más fuertes de moderación en el producto y el empleo”, acentuó el FMI.

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