Ante una mejor frecuencia de vuelos en el mundo, la aviación comercial internacional espera resultados favorables en 2022, al recortar sus expectativas de pérdidas económicas de 11,600 millones de dólares (mdd) a 9,700 mdd, lo que implica una disminución de 16%.
De modo que hacia 2023, las aerolíneas comerciales habrán acotado sus pérdidas y recuperado la rentabilidad tras haber superado la crisis provocada por la pandemia del Covid-19, aseguró Willie Walsh, director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
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Sin embargo, el entorno empresarial es desafiante por la inflación, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial por debajo de los pronósticos y el alza de los precios de los energéticos, que podrían dispararse 50% en comparación con 2021, reconoció el ejecutivo.
En los trabajos de la 78 Asamblea General Anual de la IATA, que se realiza en Doha, Willie Walsh hizo un repaso del proceso de recuperación de la industria de la aviación, tras la crisis por la pandemia del Covid-19.
Recordó que en 2020, con la llegada del Covid-19, el sector tuvo pérdidas cuantificadas en 137,700 mdd y de 42,000 mdd en 2021. Pero conforme se abrieron los cielos y se han relajado las medidas de restricción a la movilidad de viajeros, se espera que el número de pasajeros alcanzará este año un nivel de 83% en relación con los datos previos a la pandemia.
Así, las pérdidas económicas para 2022 serán de 9,700 mdd, cifra bastante menor a los registros de los años pasados. De modo que la rentabilidad de toda la industria “parece estar al alcance de la mano” en 2023, aseguró Willie Walsh.
A pesar del alza del combustible, se espera que América del Norte vuelva a ser rentable en 2022, generando unas ganancias de 8,800 mdd, dijo este lunes el representante de la aviación mundial.
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Cuando llegó la pandemia, el directivo recordó que los gobiernos cerraron las fronteras e impidieron que la gente volara, no consultaron con la industria, no escucharon los consejos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, “sí, sus decisiones se basaban en la ciencia, pero era ciencia política, no ciencia médica o de datos”, ha explicado.
Pese al desmantelamiento de la conectividad, “sobrevivimos, desafiando las predicciones de quiebras y quiebras”, gracias a que, antes de la crisis sanitaria, “los cimientos financieros de la industria de la aviación estuvieron en su punto más fuerte”, explicó Walsh.
Para la recuperación, tampoco había ningún plan y los gobiernos trabajaban de forma aislada y esta imprevisibilidad hizo que el reinicio fuera mucho más difícil, de ahí los retrasos en los vuelos, la falta de personal suficiente para operar los aviones y los cuellos de botella en aeropuertos como los de Estados Unidos.
“El Covid-19 no será la última pandemia mundial, por lo que es vital que aprendamos de los errores cometidos sobre cómo se cerró la aviación y cómo se está reabriendo”, advirtió Walsh, al considerar como prioritario que las aerolíneas y organizaciones del sector trabajen de la mano de los gobiernos y los aeropuertos para atender los problemas de capacidad donde se presenten.
En el contexto de la 78 Asamblea General de Anual de la IATA, Walsh también criticó el aumento de las tasas aeroportuarias, después de que más de la mitad de los 100 principales aeropuertos lo anunciasen para 2022 y 2023, “esperando que sus clientes compensen los ingresos que no obtuvieron durante la pandemia”.
Esta disposición es como cobrarle a un cliente el doble por su café de hoy porque no pudo comprar uno ayer, lamentó el directivo.
GC