Un nuevo frente de confrontación comercial se abrió entre México y Estados Unidos, pero esta vez propiciado en el mercado estadounidense, con la propuesta para un nuevo etiquetado de productos cárnicos y avícolas y que implica que los empacadores tendrán la opción de imponer el sello “Product of USA” o “Producto de Estados Unidos” a la mercancía para su distribución.

La Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) reaccionó con “preocupación” ante esta disposición del gobierno norteamericano, que se dio a conocer a través del Servicio de Inspección de Inocuidad Alimentaria (FSIS en inglés), del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

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Si bien los productores y distribuidores de alimentos derivados de carnes rojas, pollo y huevo pueden utilizar la etiqueta “Product of USA” de manera voluntaria, la existencia de una disposición de este tipo constituye una forma de trato desigual para los productos cárnicos y de ave exportados desde México, aseguró Sader en un comunicado.

“El ganado y los productos cárnicos de ambos países de comercializan libre de arancel a través de nuestras fronteras, ya sea para su sustancial transformación, sacrificio y procesamiento y consumo. Esta integración comercial hace de nuestra región un mercado más competitivo, seguro y con productos de calidad, la cual ha permitido que los productos cárnicos sean más asequibles para nuestros consumidores”, agregó la dependencia del gobierno mexicano.

La propuesta sobre el etiquetado de productos cárnicos y de ave de Estados Unido se añade a otras disputas comerciales que ya están abiertas entre los dos países. La más reciente es el decreto del gobierno mexicano que prohíbe el uso del maíz genéticamente modificado para consumo humano y que dio lugar, la semana pasada, a una solicitud formal de consultas de Estados Unidos y Canadá para discutir las implicaciones de ese decreto y su consistencia con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

Desde principios de marzo se dio a conocer en Estados Unidos la propuesta sobre el etiquetado, que pretende identificar a la carne roja y de ave, así como al huevo, proveniente de animales nacidos, criados y sacrificados en territorio estadounidense para su distribución y venta en ese país, lo cual excluye a la mercancía importada.

Esta disposición forma parte de las políticas del gobierno del presidente Joe Biden para fortalecer a la industria de proteína animal, en aras de contribuir a fomentar un mercado interno más resiliente. Asimismo, la intención del etiquetado consiste en dar certeza a los consumidores interesados en adquirir productos de origen nacional.

Sin embargo, los productores que deseen imponer el etiquetado “Product of USA” tendrán que presentar documentos probatorios sobre el origen de la carne y el huevo. Actualmente, países exportadores de cárnicos, como México, pueden enviar animales en pie a Estados Unidos, en donde se sacrifican y se envasan, para su venta como producto nacional de ese país, pero con el nuevo etiquetado esta práctica ya no será posible.

Los productores de Estados Unidos recibieron con beneplácito la política del etiquetado, como la Asociación de Ganadores de Estados Unidos.

“Si dice ‘made in the USA’, entonces debe proceder de ganado que solo ha conocido suelo estadounidense. Los consumidores tienen derecho a saber de dónde proceden sus alimentos y punto”, comentó hace unos días Justin Tupper, presidente de la Asociación de Ganaderos de Estados Unidos, a la prensa norteamericana.

Sin embargo, desde México, uno de los principales proveedores de carne roja, carne de pollo y huevo a Estados Unidos, la disposición va en contra de lo que dice el T-MEC , ya que “podría traer implicaciones para discriminar las exportaciones mexicanas de animales vivos y productos cárnicos”, según comentarios de Sader.

Asimismo, Juan Cortina Gallardo, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), manifestó su desacuerdo con la propuesta del etiquetado, ya que será perjudicial para México.

Estados Unidos está desconociendo la integración que existe en América del Norte, ya que México envía tanto animales vivos como carne empaquetada”, destacó el dirigente empresarial en entrevista de radio.

“El ganado nacido en México que se engorda y se cría en Estados Unidos logra una sustancial transformación, pasando la mayor parte de su vida y añadiendo más de la mitad de su peso en territorio estadounidense y, posteriormente, es sacrificado, cumpliendo desde su origen, junto con los productos cárnicos mexicanos, con todos los requisitos de sanidad e inocuidad”, agregó Sader en su comunicado, publicado la noche del lunes.

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Con estas políticas, Juan Cortina consideró que Estados Unidos juega en contra de su propio mercado, ya que las importaciones de ganado en pie sirven para abaratar los costos de los productores de alimentos de ese país, para quienes la crianza de los animales encarece sus gastos y reduce su competitividad.

También recordó que Estados Unidos ha enfrentado problemas de gripe aviar y por lo cual se han tenido que sacrificar miles y miles de aves.

Por lo pronto, Sader informó que se mantendrá en contacto con sus contrapartes norteamericanas en aras de lograr un entendimiento sobre las consecuencias negativas que pueda tener el etiquetado para las exportaciones mexicanas y las posibles propuestas de solución.

GC