La economía mexicana se encamina hacia una desaceleración, en un contexto global de menor crecimiento económico, ya que se espera un avance de 1.5% al cierre de 2024, menor al repunte de 3.2% que se reportó el año pasado.

Asimismo, el próximo año, se espera que la economía mexicana crezca a una tasa de 1.2%.

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Lo anterior, debido a la desaceleración económica de Estados Unidos y el menor gasto en infraestructura pública de México, tras la terminación del sexenio pasado, comentó Julio Carranza Bolívar, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM).

Consecuencia de la desaceleración de la economía mexicana, el negocio bancario igualmente resentirá una menor actividad.

En 2024, se espera que el crédito al sector privado termine con crecimiento de 11.1% nominal o bien de 6.5% en términos reales, pero en 2025 la expectativa es que disminuya por la pérdida de dinamismo de la economía.

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En conferencia de prensa para presentar las previsiones económicas de la ABM para 2024 y 2025, Julio Carranza también destacó que si bien la inflación tienda a la baja, lo mismo que la tasa de referencia del Banco de México (Banxico), lo cual constituye una buena señal para la economía, existen otros indicadores económicos que muestran un deterioro.

Es el caso de la inversión extranjera directa, ya que se las nuevas inversiones de empresas en el país han disminuido en 69.3% en lo que va de este año, además de que el empleo formal también observa una tendencia de menor crecimiento.

Al mes de septiembre pasado, la apertura de nuevos empleos formales aumentó 1.6%, cuando en igual mes de 2023 se observó un incremento de 3.4%, de manera que se espera que el consumo privado solo crezca 1.8% en 2024.

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Para 2025, la economía mexicana enfrentará varios retos generados por los mercados internacionales y por la dinámica interna del país, comentó Julio Carranza.

Entre estos retos se encuentran el nuevo gobierno de Estados Unidos y su política comercial, los conflictos bélicos en Europa y Medio Oriente, así como la competencia para atraer inversiones derivadas del proceso internacional de relocalización de empresas o “nearshoring”.

Otros desafíos para el próximo año serán los impactos de la reforma al Poder Judicial de México, la reducción del elevado déficit fiscal del gobierno mexicano a 3% del Producto Interno Bruto (PIB) y también los cambios estructurales en el sector energético, entre otros más.

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“Un mensaje de confianza del nuevo gobierno mexicano ayudará a mitigar los efectos adversos”, comentó el líder banquero.

GC