El Banco de México (Banxico) mejoró su pronóstico de crecimiento de la economía mexicana para este año, aunque recortó el de 2024.

Para 2023 espera que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) se ubique entre 1.7 y 2.9%, con una estimación central de 2.3%, mayor al 1.6% proyectado en febrero pasado.

En tanto a 2024, el banco central mantiene su previsión de una desaceleración, la cual llevaría a la economía a avanzar entre 0.6 y 2.6%, con una estimación central de 1.6%, menor al 1.8% pensado hace tres meses.

La mejora para este año está fundamentada en los datos del primer trimestre, los cuales fueron mejores a lo anticipado “como reflejo de la resiliencia de la economía nacional”.

Ello incrementa la base de crecimiento para el resto del año y da lugar a una revisión al alza para el crecimiento esperado en 2023 en su conjunto”, comentó Banxico.

Respecto a 2024, el banco central expuso que la expectativa se revisó a la baja como consecuencia de un deterioro en la previsión de crecimiento de la producción industrial en Estados Unidos respecto del Informe de febrero.

Asimismo, continúa anticipando una desaceleración de la actividad económica en México a partir del segundo trimestre de 2023, “derivado del complejo entorno externo que persiste”.

Posteriormente, se mantiene la proyección de una gradual mejoría en el ritmo de expansión de la economía mexicana durante el transcurso de 2024.

Se espera que la demanda interna continúe apoyando la actividad económica nacional a lo largo del horizonte de pronóstico”, acentuó el banco central.

Factores que pueden obstaculizar el crecimiento

De forma puntual, el Informe del instituto central expone que el crecimiento de la economía en los siguientes meses dependerá de si se concretan o no situaciones que han tomado más relevancia con el paso de las semanas.

En ese sentido, menciona que el avance podría ser más corto con una menor demanda externa en detrimento de la actividad económica en México, particularmente en caso de una recesión profunda y duradera en Estados Unidos.

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Igualmente, podrían perjudicar condiciones financieras más astringentes a lo esperado y/o episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales que afecten los flujos de financiamiento para las economías emergentes.

También impactarían negativamente nuevas afectaciones al comercio y problemas de cuellos de botella en las cadenas de suministro a nivel global.

Lo mismo sucedería si la recuperación del gasto en inversión en nuestro país sea menor a lo esperado o insuficiente para apoyar el crecimiento de la economía, particularmente en el largo plazo.

Fenómenos meteorológicos tales como temperaturas extremas o ciclones también podrían impactar la actividad económica nacional.

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