El crecimiento de la economía mexicana de 3.1% de 2022 es buena noticia en principio, pero el rezago acumulado en los años recientes es grande, lo que se explica principalmente por la reducida inversión productiva.
Sobre el resultado revisado del Producto Interno Bruto (PIB) del cuarto trimestre de 2022, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) comentó que el crecimiento de 0.5% trimestral y de 3.7% anual se debió a que el indicador tuvo “un efecto aritmético”, que reflejó la “comparación con periodos de bajo nivel en 2021”.
En su comentario semanal, el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) reconoció que el resultado de 3.1% fue un buen dato, en la medida que se esperaba una tasa de crecimiento del PIB de menos de 2% al cierre del año pasado, además de que superó ligeramente la cifra preliminar estimada oficialmente.
Sin embargo, el CEESP destacó que “el rezago del PIB mexicano en los años recientes continúa siendo significativo”, porque su nivel todavía es menor en 0.7% al de 2019 y 0.9% por debajo del de 2018.
De esta manera se puede observar que “la recuperación no es sustantiva” y que “la economía mexicana no ha tenido el suficiente impulso para recuperar lo perdido”.
Tanto así, que al comparar a México con los países integrantes del Fondo Monetario Internacional (FMI), se advierte que la economía mexicana se ubica en el lugar 52 de las que todavía no han recobrado sus niveles prepandemia, además de que se coloca en el sitio 145 en lo que se refiere al crecimiento económico de los países en relación con el año 2019, refirió el CEESP en su comentario.
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Sobre las causas del rezago del crecimiento económico de México, el centro de análisis consideró que la principal es la baja inversión en proyectos productivos y en infraestructura.
Aunque la presente administración federal ha impulsado grandes obras de infraestructura, como el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), también es verdad que las autoridades han generado un ambiente complejo para las actividades de la iniciativa privada.
“Son varias las acciones de la autoridad que han generado y mantenido un ambiente hostil para la inversión privada nacional y extranjera”, aseguró el CEESP, en referencia a decisiones como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco, la formulación de una nueva reforma energética que beneficia sobre todo a las empresas productivas del Estado –Petróleos Mexicanos (Pemex) y Comisión Federal de Electricidad (CFE)—, así como la reforma a la Ley Minera que nacionaliza al litio, entre otras diversas disposiciones.
También han influido en el ánimo de los empresarios la debilidad del estado de derecho, la extorsión, la inseguridad pública, la impunidad y la percepción generalizada de la corrupción, agregó el CEESP.
En este sentido, el grupo de análisis destacó la necesidad de impulsar “acciones que mejoren esas circunstancias”.
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De lo contrario, “las expectativas de crecimiento siguen anticipando una economía débil”, tanto así que al cierre del sexenio, en el año 2024, la economía mexicana puede reportar un crecimiento económico promedio de 0% anual.
Lo anterior, si se toma en cuenta que en 2020, cuando llegó la pandemia del Covid-19 a México, la economía cayó 8.5%.
GC