Las mujeres han encontrado en las actividades por cuenta propia una fuente de ingresos que se adapta a sus necesidades para trabajar, lo cual indica que cada vez hay más mujeres emprendendoras en la economía nacional.

Actualmente, una mujer de entre cada cuatro féminas ocupadas tiene su propio negocio. Sin embargo, el entusiasmo por emprender no necesariamente se ve premiado en términos de remuneraciones y condiciones laborales, advirtió el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) en su reporte “#8M2023 Datos por la igualdad”.

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En el México de hoy, aproximadamente 5.9 millones de mujeres trabajan por cuenta propia o son empleadoras, pero las estadísticas oficiales muestran que ocho de cada 10 de quienes laboran por su cuenta o tienen su propio negocio lo hacen en el sector informal de la economía.

Es decir, una proporción de 17% del total de emprendedoras labora en el sector formal de la economía, mientras que 83% se dedica a las actividades informales.

Lo anterior es una evidencia de cómo las mujeres que eligen esta modalidad de trabajo les permite tener mayor flexibilidad de tiempo para atender a su familia, que si trabajaran como empleadas en una empresa.

Sin embargo, solo una parte de las emprendedoras puede dar este paso de independizarse de un empleador para abrir un negocio que paga impuestos y que existe en los registros de industria y comercio; mientras que la gran mayoría tiene que conformarse con operar en la informalidad, es decir, sin pagar impuestos y sin tener los servicios de la seguridad social.

Además, quienes abren un negocio propio generalmente tiene que ver con actividades tradicionales, como confección de ropa, preparación y venta de comida, venta de abarrotes y productos frescos o bien la venta de diversos artículos para el cuidado personal, ropa y calzado o bien artesanías, que no generan alto valor agregado.

De esta forma, “las emprendedoras en la formalidad tienen ingresos mensuales promedio 1.9 veces mayores que aquellas con un negocio en la informalidad”, refiere el Imco en su reporte sobre la participación económica de las mujeres.

Las desventajas con las que operan la mayor parte de las mujeres emprendedoras o que trabajan por cuenta propia tienen como origen tres fuentes principales, explica el organismo.

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1 Falta de financiamiento, debido a que las actividades en la informalidad descalifican a las mujeres como sujeto de crédito

2 Costo de la formalidad, que se refiere a la serie de trámites y gastos que deben cubrir los emprendedores en general para dar de alta un negocio 

3 Trabajo no remunerado, que se refiere a las tareas del hogar y cuidados de la familia que recaen generalmente en las mujeres

En este sentido, el Imco sugiere que tanto el gobierno como el sector privado y el resto de la sociedad deben tomar medidas más contundentes que faciliten el ingreso laboral de las mujeres pero en condiciones formales, al otorgarles mayores facilidades de crédito, así como de servicios de apoyo que les permitan liberarse del trabajo del hogar para enfocarse en actividades que les generen mejores ingresos.

GC