Bank of America (BofA) mejoró su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en este año, al cambiarlo de 2.5% a 3%; sin embargo, para 2023, sus expectativas son más pesimistas, al anticipar una caída de 0.5%.

La previsión del próximo año considera el impacto que han tenido los aumentos a las tasas de referencia, de México y de Estados Unidos, en la actividad productiva, ya que una tasa de interés más alta supone un costo del crédito más caro y por tanto una desaceleración de la economía, refirió BofA en un reporte elaborado por su unidad de análisis económicos.

Ante las persistentes presiones inflacionarias, “esperamos que Banxico siga subiendo al mismo tiempo con la Fed y una tasa de interés elevada durante mucho tiempo es un riesgo a la baja para el crecimiento”, refirió el Banco.

Si Estados Unidos entra en desaceleración en los próximos meses, el efecto colateral para México será una reducción de sus exportaciones de mercancías a dicho mercado y probablemente una menor captación de remesas familiares.

Asimismo, el restablecimiento de las cadenas productivas, tras el impacto que provocó la pandemia del Covid-19, permanece como otro desafío que afectará a la economía mexicana en los próximos meses.

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Pero en aras de contrarrestar estas tendencias, que desalientan las expectativas de crecimiento para 2023, la economía mexicana puede impulsar su desempeño con base en una efectiva atracción de inversiones productivas, al aprovechar el proceso internacional de relocalización o reubicación de empresas.

El también llamado “nearshoring” es “una oportunidad de por vida que puede impulsar el sector manufacturero y la productividad”.

La economía mexicana igualmente puede mejorar sus pronósticos de crecimiento en el caso de que la desaceleración económica de Estados Unidos que se espera en 2023 no se traduzca en “una recesión profunda” sino en un “aterrizaje suave”.

GC