El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) advirtió que la combinación de una tasa de crecimiento a la baja y un balance de riesgos institucionales y de comercio exterior al alza ha aumentado la cautela de inversionistas.
Lo anterior es muy relevante considerando que la inversión privada es el “pilar principal de la recuperación, crecimiento y desarrollo de la economía mexicana en el corto, mediano y largo plazos”.
En su análisis semanal, el organismo del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) retomó que la actividad económica se está desacelerando, lo que se debe, en parte, a la incertidumbre sobre la fortaleza del estado de derecho por la próxima elección de integrantes del poder judicial, así como por la corrupción, la impunidad, la inseguridad y los problemas de regulación, “factores que continúan ganando terreno y limitan la posibilidad de un entorno más propicio para los negocios”.
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A lo anterior, considera, se suma una creciente incertidumbre por los efectos adversos de la política arancelaria de Estados Unidos.
“Es claro que la combinación de una tasa de crecimiento a la baja y un balance de riesgos institucionales y de comercio exterior al alza genera un ambiente de creciente incertidumbre y, naturalmente, de mayor cautela de los inversionistas”, dijo.
El Centro añadió que, debido a que la inversión es indispensable para que la economía crezca, es indispensable impulsarla a través de “un ambiente de certeza jurídica”.
“Un entorno en donde factores como la corrupción e inseguridad no sean elementos que determinen las decisiones de invertir”, apuntó.
El CEESP subrayó que “no hay duda de que también la inversión del sector público tiene un papel muy importante al complementar e impulsar a la privada, permitiendo mayor competitividad y productividad”.
No obstante, acusó que “el sector público ha privilegiado el gasto corriente dirigido a una importante cantidad de programas sociales que tienen poco impacto en el acervo de capital y, por ende, también en el crecimiento de mediano y largo plazos y en la reducción de la desigualdad”.
En tanto, el crecimiento del acervo de capital que genera la inversión, y que es la principal fuente de creación de empleo de calidad de largo plazo, ha desacelerado en los últimos años, “lo que refleja en buena medida también la dificultad de generar una mayor cantidad de nuevos puestos de trabajo”.
“Es evidente lo importante de la inversión privada, que aporta prácticamente el 90% del total. Igualmente, cerca del 90% de esa inversión la generan en conjunto las empresas medianas y grandes, mientras que las micro y pequeñas empresas aportan el resto”.
En ese contexto, resaltó “la importancia de generar un ambiente en el cual las empresas, independientemente de su tamaño, vean un atractivo para invertir, modernizar su acervo y lograr integrarse eficientemente a la actividad productiva”.
“Es indudable que, para impulsar la inversión privada nacional, la más importante para el crecimiento del país, es indispensable redoblar esfuerzos para asegurar un ambiente de certeza jurídica, un entorno en donde la corrupción e inseguridad no sean factores que determinen las decisiones de invertir y un esquema fiscal que se convierta en un incentivo para canalizar mayores recursos a la actividad productiva”, concluyó.
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