Las exportaciones agroalimentarias de México se han salvado, por ahora, de la aplicación de aranceles de Estados Unidos; sin embargo, ante lo imprevisible de las políticas comerciales de ese país, sería deseable que los productores no se confíen.
Para evitarse un “dolor de cabeza”, los productores mexicanos deben verificar y reforzar su cumplimiento de las reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y buscar nuevos mercados diferentes al norteamericano, aseguraron Juan Carlos Anaya Castellanos, director general, y Fernando Cruz Morales, socio consultor, de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
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En una videoconferencia, los expertos hicieron ver que el hecho de que México se haya salvado de los aranceles recíprocos que impuso el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a 185 países, otorga una ventaja a los productores nacionales para sustituir a las importaciones de alimentos, procedentes de países como Chile, Colombia y Perú, que recibieron aranceles de 10%.
Juan Carlos Anaya y Fernando Cruz hicieron ver que México y Canadá exentaron los aranceles recíprocos porque son socios de Estados Unidos en el T-MEC, cuyos capítulos establecen que una amplia gama de alimentos frescos y procesados pueden exportarse entre los tres socios sin pago de impuestos.

El único caso excepcional es la cerveza, que sí deberá pagar arancel porque supuestamente las latas proceden de China.
“Los aranceles recíprocos (a países competidores) sí nos benefician, pero hay que ser inteligentes. Tenemos una ventaja en cárnicos ante Brasil y Australia”, que sí tendrán que pagar aranceles a Estados Unidos, comentó Juan Carlos Anaya.
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También se advierte una ventaja para México en frutas y hortalizas como moras, espárragos, aguacate y pimientos, que regularmente abastecen Chile, Colombia y Perú.
“Veremos que tendremos más competitividad y preponderancia en el mercado de Estados Unidos, pero hasta donde la codicia no nos gane”, aseguró Fernando Cruz.
Los expertos comentaron que una menor oferta de productos, debido los aranceles, encarecerá los precios de los alimentos en Estados Unidos, lo que puede ocasionar una caída en el consumo y un excedente de oferta que no encuentra consumo. Otro riesgo está en que México pueda cumplir con los volúmenes que lleguen a necesitar los norteamericanos, ya que actualmente el campo de nuestro país enfrenta una escasez de agua, que afecta la producción agropecuaria.

Asimismo, existe la posibilidad de que los países sudamericanos encuentren mecanismos para compensar el arancel de 10%, que no es tan alto ni difícil de sobrellevar.
“Hay que aprovechar la oportunidad (los aranceles recíprocos) con mucha estrategia, pero sí nos beneficia”, dijo Anaya Castellanos.
Pero ante la actitud cambiante del gobierno estadounidense, los expertos manifestaron que los productores mexicanos tendrán que evaluar su cumplimiento del T-MEC, ya que ante la próxima revisión del Tratado, programada para 2026, Donald Trump puede insistir en endurecer todavía más las reglas origen, las reglas sanitarias o laborales, con la intención de proteger a los productores norteamericanos y cerrarle el paso a los productores de China.
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“Tenemos pendiente fortalecer temas sanitarios, ambientales, logísticos, los cruces en la frontera”, comentó Juan Carlos Anaya.
La ratificación de las actualizaciones que se hicieron al Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM) debe ser otra prioridad del gobierno mexicano y de los actores económicos, para garantizar que nuestro país tenga en los países europeos un mercado de destino seguro para sus mercancías, consideraron los expertos.
“Debemos tener firmado el TLCUEM, llevan más de siete años detenido, lo que nos daría diversificación ante estas circunstancias de aranceles (…) La Secretaría de Economía habla de diversificar mercados, pero hay que firmar el TLCUEM ya porque es alternativa para los productos mexicanos que pueden ser apetecibles a ese mercado”, dijo Anaya Castellanos.
GC