La cuenta regresiva de Reino Unido por el “quedarse” o “salir” de la Unión Europea ha comenzado. Conforme los últimos debates se llevan a cabo y las últimas encuestas se publican; la atención de la comunidad internacional se comienza a centrar en el voto Brexit. El voto se llevará a cabo el 23 de junio y en la madrugada del 24 se tendrán los resultados más claros. La pregunta que se hará (en el referéndum) es sencilla: ¿debe Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o salir de ella? con dos opciones de respuesta: “permanecer” o “salir”. Se requiere mayoría simple sin necesidad de ninguna aprobación por otras instancias de gobierno. En las encuestas publicadas en el Financial Times (hasta el 7 de junio), el 45 % de los encuestados votaría por “permanecer” mientras que el 43 % por “salir” y un restante 11 % de indecisos. Aun así, algunas encuestas recientes reflejan una ligera ventaja por “salir”. Claramente el voto es reñido y probablemente el resultado también lo sea. La participación será un factor fundamental. La gente con mayor grado de educación, entre 18 y 44 años, están más a favor de votar por “permanecer”, aunque son los que presentan menor probabilidad para ir a votar. Por el contrario, los grupos de edad más avanzada con menor grado de educación pero con mayor probabilidad de votar, se inclinan por “salir”. Pros y contras en cada una de las posturas. Aquellos quienes apoyan la idea de salir de la Unión Europea (UE) se muestran descontentos con las sobrerregulación que ella implica, el poco margen para decidir algunas leyes, las elevadas aportaciones y la libre movilidad de personas (en medio de la crisis de los refugiados y de seguridad en todo Europa). Aquellos quienes abogan por permanecer, argumentan los factores positivos del acceso al mercado único europeo (28 países y cerca de 508 millones de habitantes), la facilidad de mover dinero y bienes, la libre movilidad de personas, así como mayor influencia en las decisiones en Europa. ¿Qué pasaría si Reino Unido decide salirse? Hay muchas maneras de enfrentar esta pregunta y pasar páginas y páginas discutiendo sobre los posibles escenarios. Aun así, les ofrezco algunos puntos a considerar. Primero, para poder salir de la UE, el proceso requiere de un anuncio formal al Consejo Europeo, momento a partir del cual comienza un plazo de dos años para llegar a un acuerdo en los términos de la salida. Así que no se prevé que una eventual salida sea inmediata. En términos políticos sería probable la renuncia del actual Primer Ministro (PM), David Cameron y un periodo de mayor fragmentación e incertidumbre política. Asimismo, se podría pensar que la UE pondrá restricciones más agresivas a la salida, esto con el fin de no incentivar a otros países a que tomen este camino y atentar contra la esencia de la UE. En términos económicos, lo más importante podría venir en la parte comercial y el grado de dependencia o independencia que se quiera y pueda negociar entre las partes. Al salir del mercado único, se podrían establecer mayores tarifas e impuestos a los bienes británicos por lo que se tendría que rehacer la política comercial tanto con los miembros de la UE como con otros países. Aun así, la dependencia comercial se mantendrá alta dada la integración económica del área y la cercanía geográfica de estos países. También, el voto por salir tendría un impacto en varias empresas que operan en Reino Unido (RU). Por ejemplo, varias instituciones financieras, con sede en Londres, tienen la puerta abierta para operar en el resto de Europa sin tener una licencia específica de cada país. Así, el salir de la UE implicaría una movilidad de empresas para poder seguir operando en el resto de Europa. Si el voto es “permanecer”, la discusión parece tener menos aristas (y menos complicaciones) siempre y cuando no sea una carrera muy cerrada. Los acuerdos alcanzados por el PM Cameron a principio de año con la UE, los cuales le dan ciertos beneficios a RU frente al resto de los miembros entrarían en vigor, dando así mayor independencia – hasta cierto grado – a RU. El PM Cameron ha dicho ya en varias ocasiones que apoya el voto por quedarse en la UE (descartando la posibilidad de entrar al euro), al igual que otros miembros de la comunidad internacional, como Barack Obama o Ángela Merkel. Los efectos más evidentes los veremos en los mercados financieros, donde las reacciones son mucho más agresivas y rápidas que en la economía real. Cercana a la fecha del voto, los mercados terminarán de posicionarse según las últimas encuestas. Normalmente, los mercados no reciben positivamente la incertidumbre política, por lo que la libra ha retrocedido cerca de 4.1 % frente al dólar (-5.9 % frente al euro) desde octubre pasado, la caída más agresiva de todas las monedas del G-10. De ser votado el “salir”, observaríamos una depreciación más agresiva en la moneda y un retroceso en los índices accionarios, trayendo más volatilidad a los mercados financieros globales. Y, ¿todo esto impacta a México? En un mundo globalizado, estos eventos suelen tener un impacto generalizado. Sin embargo, el canal de contaminación hacia México sería por la parte financiera y no tanto por el canal comercial. Estos episodios de aversión al riesgo no suelen ser bien recibidos por el peso y, ante la reciente elevada vulnerabilidad de la moneda, veríamos nuevas presiones sobre el peso. La profundidad y duración del choque internacional sería proporcional al grado de incertidumbre política y las expectativas de los siguientes dos años. Y así inicia el primer riesgo de lo que parece ser una segunda parte del año muy agitada en el entorno internacional. Todas las opiniones aquí expresadas son a título personal y no representan la visión de Banamex ni de ninguna otra Institución