Las empresas de consultoría EY, Deloitte, KPMG y Deloitte, las llamadas Big Four, tienen un monopolio de las auditorias y servicios de asesorías organizacionales y legales, aseguró la consultora TPC Group, firma global especializada en precios de transferencia y valuaciones.
Según diversas estimaciones, ostentan 90 por ciento del mercado y “con eso pueden hacer lo que quieran”, señaló Carlos Vargas Alencastre, CEO y fundador de la consultora.

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“Este grupo de compañías han estado involucradas en los escándalos financieros más grandes de la historia, de los cuales en uno de ellos se llegaron a perder cuatro mil 500 millones de euros”, expuso en un comunicado.
Actualmente, las compañías multinacionales, gobiernos y entidades del estado que están presentes en gran parte del mundo tienen la obligación de entregar sus balances financieros a una auditora independiente.
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Gracias a sus conocimientos financieros en regulación fiscal y su trayectoria, las Big Four se han convertido en el partner idóneo o experto indispensable, para el sector privado y público a nivel mundial.
“Estas cuatro empresas, tienen mucha influencia en nuestra economía y política. Ellos ofrecen muchos servicios que repercuten en el desarrollo del negocio y de los países en general”, comenta Saila Stausholm de la Escuela de Negocios de la Universidad de Copenhague.
Por otro lado, estas empresas han estado vinculadas a los fraudes financieros más grandes del mundo.
El más reciente, fue el de la empresa alemana Wirecard, el cual fue catalogado como el mayor escándalo económico del país. En este caso, miles de inversionistas perdieron su dinero, estimando una pérdida total de cuatro mil 500 millones de euros, lo que fue un impacto directo a la economía del país. Coincidentemente durante años, EY fue la empresa encargada de revisar sus finanzas, expuso TPC Group.
Ante dicho contexto, el CEO de la firma señaló que “siendo el servicio de auditoría la principal actividad de las cuatro grandes, coincido que ésta debe separarse de la consultoría para evitar potenciales conflictos de interés, a fin de que se frene la presión regulatoria y judicial en varios procesos abiertos en los últimos años y pueda volver el clima de estabilidad en el mundo corporativo actual.”
FP