Emilio Lozoya Austin, exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), representa a una generación de políticos con estudios en el extranjero, muy bien preparados, con relaciones políticas, económicas y financieras alrededor del mundo que, sin embargo, le fallaron al país.
El exfuncionario —que pertenecía al círculo cercano del expresidente Enrique Peña Nieto— es el principal acusado de la trama de sobornos de la constructora Odebrecht en México y también artífice de conocidos actos de corrupción, como la venta de la planta de Agro Nitrogenados a Pemex en condiciones de sobreprecio.
No obstante las acusaciones que pesan en su contra, “el caso de Lozoya pone en riesgo la cruzada anticorrupción de la Cuarta Transformación”, ya que el personaje no ha recibido la sentencia de un juez, asegura el periodista Mario Maldonado, autor del libro “Lozoya el traidor”.
Maldonado fue uno de los últimos periodistas que entrevistaron a Lozoya en 2017, un año después de concluir su gestión en Pemex en la presidencia de Enrique Peña Nieto (2012-2018) y uno antes de la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador.
Decidió hacer el libro tras la detención de Lozoya el 12 de febrero de 2020 en Málaga, España, y su posterior extradición del 17 de julio a México, donde está acusado de recibir 10.5 millones de dólares (mdd) de Odebrecht para la campaña de Peña Nieto.
La “historia de traición” ocurre cuando Lozoya denuncia al expresidente y a Luis Videgaray Caso, exsecretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, para acogerse al criterio de oportunidad de la Fiscalía General de la República (FGR) y evitar la cárcel.
“Él acepta traicionar no solo a sus amigos, sino a 70 funcionarios. Eso es algo inédito en la política mexicana, que un exfuncionario político denuncie con lujo de detalles toda la trama de corrupción que se gestó en los últimos sexenios”, menciona Maldonado.
Emilio Lozoya también lo hizo para “favorecer al actual gobierno”, al mencionar en su denuncia a expresidentes descalificados por López Obrador, como Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
También acusó a exsenadores del opositor Partido Acción Nacional (PAN) de recibir sobornos para aprobar la reforma energética de 2013.
“Lozoya entra al juego de este gobierno y a diestra y siniestra empieza a soltar nombres y traiciona a todo mundo”, considera Maldonado.
Más allá de lo conocido, el autor del libro describe a un hombre soberbio que se sentía superior a otros políticos por sus estudios y origen.
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“Emilio Lozoya llegó a Pemex cuando tenía 37 años, era este joven brillante, un joven maravilla que podía llevar a Pemex realmente, ahora sí, al desarrollo y terminó siendo peor él y su generación que los políticos de antaño”, reflexiona el periodista.
Al final, “Lozoya no cuidó ni a su familia”, comenta Mario Maldonado.
Lo anterior en referencia a que la esposa del imputado, Marielle Helene Eckes, está acusada de ser cómplice, al igual que su hermana Gilda Susana y su madre, Gilda Austin, quien estuvo 100 días detenida tras su arresto en julio de 2019 en Alemania.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador —quien denominó a su movimiento político como la Cuarta Transformación a la altura de la Revolución Mexicana y la reforma liberal del Siglo XIX— llegó con la bandera de la lucha contra la corrupción y los abusos.
Sin embargo, el periodista hace una advertencia sobre la politización del caso de Odebrecht en México, donde no hay ni una sentencia a diferencia de países como Brasil y Perú.
“Nos deja muy mal parados en términos de procuración de justicia, de realmente combatir la corrupción. El sexenio pasado fue uno de los más corruptos en la historia de México y en este también hay demasiada corrupción y además de todo una incapacidad para judicializar los casos”, considera Maldonado.
Hasta ahora, solo el exsenador Jorge Luis Lavalle, del PAN, ha estado en prisión, desde el 9 de abril.
En tanto, el antiguo dueño de Altos Hornos de México (AHMSA), Alonso Ancira, quedó en libertad la semana pasada, al aceptar pagar 216.6 mdd por la venta fraudulenta de la planta Agro Nitrogenados a Pemex, cuando Lozoya era director.
“Pudo haber sido un caso emblemático de cómo se combate la corrupción y se hace justicia en México del nuevo gobierno, y fue todo lo contrario, un caso que politizó, se mediatizó, se utilizó a favor del gobierno y eso puso en riesgo y en entredicho la cruzada anticorrupción”, concluye Maldonado.
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GC