Hace apenas dos años, en el vigésimo aniversario del TLCAN, nos planteábamos las mejoras que se le podrían hacer al tratado más importante y extenso que se ha realizado en la región. En especial, temas sobre la eficiencia de las fronteras, propiedad intelectual, armonización del marco regulatorio en algunos sectores, seguridad, comercio electrónico, entre otros, eran áreas de oportunidad que podría traer el “modernizar” el TLCAN. Hoy, de cara a la administración Trump, nos enfrentamos a la posibilidad de que la relación comercial entre Norteamérica se torne menos integrada y más cerrada. Aunque anticipo difícil que el TLCAN desaparezca, veo altamente probable que haya una renegociación, sobre la cual el gobierno mexicano debe mostrarse firme, creativo y poner sobre la mesa temas a negociar que podrían resultar benéficos para el país. Durante la campaña, Trump propuso una serie de medidas más proteccionistas para el comercio como: incrementar tarifas a países con los que EUA tiene un déficit comercial, incluyendo obviamente China; renegociar o salirse del TLCAN, penalizar compañías que decidan mandar operaciones al extranjero, entre otras. Inicialmente, el salirse del TLCAN implica que, posterior a dar aviso a las partes, el acuerdo se mantendría vigente por los siguientes seis meses (según lo establecido en el artículo 2205 del TLCAN). Una vez llegado este plazo y, si no se estableció ningún otro acuerdo, las leyes aplicables son las del la OMC. La cláusula de la OMC de “nación más favorecida” también pone límites a tarifas exageradas que Trump propuso en su campaña. Utilizando las palabras de Jaime Serra Puche, esto sería para Estados Unidos “darse un balazo en el pie”. Las cadenas de suministros y producción para los tres países son interdependientes. Por ejemplo, para las exportaciones mexicanas, cerca del 40% de los insumos son importados (principalmente de EUA, mientras que México exporta cerca del 80% a EUA) y para Canadá cerca del 25%. Así, EUA tendría que sustituir estas importaciones (lo que se lleva mucho tiempo y es costoso) y/o pagar mayores precios. Asimismo, perdería el acceso a los mercados mexicanos y canadienses afectando fuertemente las cadenas de producción hacia todas direcciones. Al final, esta guerra comercial, en donde México y Canadá podrían también poner mayores tarifas a las exportaciones estadounidenses, generaría una fuerte desaceleración económica en la región. Por las implicaciones económicas, considero que lo más probable es que el TLCAN se renegocie en vez de que se cancele. La renegociación del acuerdo sería para todos. Si los tres países están dispuestos a abrir las discusiones, habrá muchas demandas por cubrir de México y Canadá y no sólo de EUA. El fondo del discurso comercial de Trump radica en la importancia de aumentar los costos de producción en México para que EUA pueda competir. Asimismo, generaría incentivos para que las empresas no muevan puestos de trabajo o fases productivas a México o Canadá. La posibilidad de que incremente el marco regulatorio para algunos bienes, el combate al crimen organizado y el mejoramiento de la seguridad fronteriza serían algunas de las demandas de esta nueva administración. Sin embargo, México y Canadá también tienen capital para negociar y demandas que poner en la mesa, en especial sobre cuotas de importación de bienes agrícolas, inversión en el sector energético (una vez que México ya ha comenzado a desarrollar este sector), la conclusión de los oleoductos de Canadá, acuerdos ambientales, entre otros. De momento, aunque no sabemos muchos detalles, sabemos que Wilbur Ross se perfila para ser el Secretario del Comercio, quien ha declarado que la política comercial actual es “un desastre” y está a favor de renegociar tratados siempre y cuando el comercio total se incremente y se reduzca el déficit comercial de EUA. En este sentido, China representa una mayor dificultad que México. EUA tiene un déficit comercial de 330 mil millones de dólares (mmd) con China y de sólo 58mmd con México. Con esta mentalidad, México y Canadá tienen también la posibilidad de sacar algo bueno de esta renegociación, siempre y cuando también se mantengan firmes. De momento, no ha habido muestras de que el gobierno mexicano esté preparado para hacer frente a este corte más proteccionista de EUA. Sin embargo, tenemos mucho talento y experiencia comercial, de la que las autoridades podrían tomar ventaja en caso de que la Administración Trump decida sentarse en la mesa para renegociar.