Tomando en cuenta un sencillo modelo de tipo de cambio de equilibrio, en donde se asume que la divisa debe depreciarse a la par del diferencial de inflación con Estados Unidos se encuentra que el tipo de cambio que debería prevalecer en México al día de hoy es 18.21 pesos por dólar. Lo anterior resulta tomando como base la paridad peso-dólar promedio de enero 2016, la cual fue de 17.99 pesos por dólar. Cabe recordar que en noviembre de 2016 alcanzó un máximo histórico de 21.38 pesos y el 2017 inició con mucha volatilidad e incertidumbre que se ha traducido en varios máximos históricos. Si se toman fechas anteriores como base, el tipo de cambio estimado de equilibrio estimado es menor. Por ejemplo, 16.81 pesos si se toma marzo del 2009, el punto más álgido de la crisis financiera de EU. De marzo 2009 a noviembre 2016, la inflación acumulada en México se estima en 31%, mientras que en Estados Unidos en 14%. En el 2016 en México la inflación al consumidor fue de 3.36%, mientras que en EU se estima que fue de 2.1%. Esta metodología es muy sensible al año base, pero no hay una ecuación que dicte que mes y año tomar. Algunos autores sugieren tomar años en donde no hubo eventos que generaran volatilidad exagerada que sesguen el cálculo. Sin embargo, si hubo cambio estructural en la serie debe de tomarse como base el mes y año que ya contempla ese cambio. El problema con el mercado cambiario es que se la ha pasado de cambio en cambio, desde el inicio de la crisis de EU en agosto 2008, hasta el triunfo de Trump en noviembre 2016. Así, puede que algunos analistas pronostiquen para este año que el tipo de cambio en México debería bajar y otros que va a subir. Probablemente en toda la historia nunca ha habido un rango mayor de estimaciones (¡desde 17 hasta 28 pesos por dólar!). Además de la PPP, existen dos enfoques para el estudio del tipo de cambio nominal: el enfoque de flujos y el enfoque de activos. Dentro del enfoque de activos se encuentra el modelo monetario, que toma en cuenta no sólo la inflación que hay en una economía, sino también la cantidad de dinero que existe y la velocidad con la que se mueve. Este modelo tiene la variante de precios que no son completamente flexibles, como sucede en la realidad, lo que genera sobrerreacciones del tipo de cambio nominal, las cuales se van ajustando hasta llegar eventualmente al equilibrio calculado de largo plazo. Por su parte, el enfoque de flujos asume los movimientos de oferta y demanda de dólares en una economía. El enfoque más moderno es el de microestructura, que en una de sus modalidades utiliza las posiciones especulativas del mercado de futuros para pronosticar apreciaciones o depreciaciones de una divisa. Para el peso desafortunadamente las apuestas en este mercado siguen apuntando a una depreciación para este año. Gabriela Siller Pagaza