Los slots u horarios de embarque/desembarque que opera el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) son insuficientes. Aun con la liberación de slots que dejó Aeroméxico a Volaris, Alaska Airlines, JetBlue y Vivaerobús como condición para que la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) le autorizara el aumento de capital hasta en un 49% de su composición accionaria por parte de Delta Airlines, el problema de saturación subsiste. El AICM está saturado todo el día. A excepción de las 12 de la noche a 6 de la mañana, los slots u horarios están completamente llenos. No hay hacia dónde crecer. Si alguna aerolínea extranjera quiere ofrecer vuelos regulares o abrir nuevas rutas tendrá que desplazar a otra aerolínea porque simplemente no hay espacios. Aerolíneas chinas en auge, europeas y estadunidenses en expansión llevan años topándose contra pared en México tras largas esperas para que les autoricen posiciones de contacto reservadas a aerolíneas que desaprovechan por omisión o complicidad con autoridades el potencial de crecimiento que aún tiene el AICM. Sucede que existen aerolíneas que no usan adecuadamente sus slots. Es sorprendente el nivel de impuntualidad de las mismas empresas aéreas, pero sobre todo la pasividad de las autoridades que no castigan ni siquiera registran puntualmente la cascada de servicios impuntuales y demoras que afectan la productividad de los pasajeros y de las terminales aéreas. Afectan a pasajeros a grado tal que ya hay una iniciativa en la Cámara de Diputados para sancionar a esas aerolíneas impuntuales que no compensan al pasajero cuando afectan sus itinerarios pero que sí aplican sanciones al pasajero que llega demorado. Afectan a los aeropuertos por cuanto la productividad afectada pues en cada demora el aeropuerto retrasa las atenciones a otras aeronaves y por ende afecta sus ingresos operativos. Afecta a las demás aerolíneas porque en cascada el efecto de cada demora repercute en la asignación de posiciones de atraque de las aeronaves próximas a operar, sea en aterrizajes o despegues. El AICM está saturado, pero paradójicamente tiene slots desocupados en horarios de mayor demanda. Y la autoridad no hace nada para reasignar esos slots subaprovechados. La COFECE apenas está estudiando los mecanismos para incentivar la competencia en el mercado aéreo mexicano. Aún no le encuentran la ruta. Y seguirán pasando los meses y los días. Ya han errado anteriormente en sus investigaciones, como cuando dictaminaron que no había concentración monopólica en la operación de locales comerciales dentro del aeropuerto. Los slots han sido foco de atención incluso desde antes de que se condicionara la fusión entre Aeroméxico y Delta. Cuando desaparecieron del mercado las aerolíneas Mexicana y sus filiales Link y Click, así como Aviacsa, muchos se preguntaban sobre el proceso de reasignación de esos slots, uno de los activos más fuertes de dichas aerolíneas. Estas aerolíneas y el síndico de la quiebra se ampararon contra la asignación de slots. Nadie dijo nada, aunque sí se reasignaron temporalmente a ciertas otras aerolíneas bajo la discreción correspondiente. Si no se van a usar adecuadamente esos slots hoy muchos desaprovechados por la laxitud de las autoridades, que se reasignen. También debe observarse que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes tampoco ha hecho nada por automatizar los servicios en el AICM. Operamos como desde hace 50 años. 10 o 12 vehículos van a brindar a las aeronaves servicios auxiliares: arrastre, desazolve sanitario, manejo de equipaje y carga, suministro de turbosina, Cocina del aire, etc. Una aeronave espera en promedio mientras le realizan estos servicios mínimo 40 minutos cuando mediante la automatización correspondiente podrían reducir esos tiempos a 20 minutos. Menos tiempo de espera redunda en mayor productividad, repito: no sólo a la aerolínea , sino también para la administración del aeropuerto, de los pasajeros y demás aerolíneas en turno. Años van pasando y los slots seguirán siendo concesiones graciosas para unos cuantos, Cuando en realidad se podría elevar la eficiencia, eficacia y efectividad de la industria aérea. Llevamos años en consultas y estudios pero no hay un plan ejecutivo desde la autoridad misma. EL director del AICM , ni siquiera promueve una solución práctica, no obstante también haber sido Director de Aeronáutica Civil. Administrar a la vieja usanza sin el menor interés por mejorar las cosas, sino sólo administrar la abundancia es un factor de retraso que no va acorde a los tiempos modernos que proclama el gobierno federal. El proyecto fastuoso del nuevo aeropuerto choca por sí sólo con el sistema operativo del actual aeropuerto. Años de anquilosamiento contra proyectos modernos y novedosos. Esquemas operativos de antaño que debieran ser suplidos por esquemas ya probados en el mundo. Por ello las quejas de aerolíneas extranjeras cuando quieren incursionar en México. ¿De qué sirve al Secretario de Economía Ildefonso Guajardo o al Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray promover acuerdos comerciales si no pueden atender a más pasajeros las aerolíneas extranjeras en nuestro país? El absurdo ahora es desatorar los slots condicionados que tuvo que dejar Aeroméxico y Delta en el AICM cuando debieron atenderse desde su estructura los problemas que padece el actual aeropuerto capitalino. La COFECE no sabe ni donde está parada. El Director del AICM, Alejandro Arguendín se confía de su relación política que le confirió su estatus en el sistema aeroportuario. No hace falta “inventar el hilo negro”, hay que resolver de fondo los problemas del principal puerto aéreo del país, sobre todo ahora que hay que buscar mejorar las relaciones comerciales con el resto del mundo. A pesar de ser el insumo principal de las aerolíneas para realizar operaciones aéreas, los slots no debieran ser moneda de cambio. Son la oportunidad para un replanteamiento operativo del aeropuerto, para alejar el horizonte de saturación de la terminal aérea y sobre todo para reducir los riesgos de operar bajo un sistema saturado en el espacio aéreo metropolitano.