En los últimos días, después de las elecciones del 2 de junio, los mercados en nuestro país han reaccionado de manera negativa, la paridad del peso dólar, pasó de 16.99 a 18.90, lo que implica una depreciación de más del 11%, mientras que el IPyC de la Bolsa Mexicana de Valores, bajó de 55,181pts a 51,807pts tan sólo un día después, lo que implicó una caída de más del 6%. La volatilidad y la incertidumbre permanecen, mientras que se retroalimentan de una serie de eventos que están generando nerviosismo entre los inversionistas.
Actualmente, la mayor preocupación de los mercados radica en que la mayoría que pueda tener el partido en el poder y sus aliados en ambas cámaras podría llevar a la aprobación de reformas constitucionales, entre ellas la modificación al sistema para nombrar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia por un sistema de elección popular, lo que pondría en duda la actuación independiente de los jueces y ministros para hacerlo en favor del partido en el poder. Lo anterior, junto con la posibilidad de la desaparición de organismos autónomos, podría dañar sin duda la certeza jurídica necesaria para las inversiones. En este mismo sentido, algunos de los grandes fondos de inversión ya han señalado que los posibles cambios constitucionales están causando mucha incertidumbre por el “cambio significativo” en las reglas del juego.
Otro de los temas que preocupa es el fuerte incremento en el déficit presupuestal como proporción del PIB, el cual ha pasado de 1.7% en 2019 a 4.9% esperado para este año. Con la expectativa de mayores subsidios; incremento en pensiones y el aumento a más y nuevos programas sociales; el gasto en grandes obras de infraestructura que aún no generan ingresos, pero que requieren recursos adicionales para su terminación; así como la necesidad de que el gobierno siga apoyando a Pemex sin algún cambio visible en su operación por lo menos en el corto plazo; se ve difícil poder bajar el déficit. Mientras que SHCP estima que llegará al 3% en 2025, la calificadora Moody’s estima que será hasta el 2027 cuando lleguemos a dichos niveles. Algunas calificadoras y consultoras han comenzado a revisar a la baja la perspectiva para nuestro país, y no se descartan recortes en la calificación crediticia de nuestro país en los próximos meses.
De esta manera, la incertidumbre percibida por los mercados dificulta una posible disminución en las tasas de interés pues genera presión adicional en nuestra moneda, además las presiones en tipo de cambio afectan la expectativa de inflación haciendo más difícil para Banxico reducir la tasa de referencia, al tiempo que las tasas de largo plazo se verán afectadas por el mayor incremento en el riesgo país, generando con ello menor crecimiento, menor atractivo para las inversiones y aumentando también la deuda pública.
A esto habrá que sumar el proceso electoral que se avecina en EUA, donde existe una gran probabilidad de que de nueva cuenta pueda ganar Donald Trump la presidencia de este país, quien en el pasado se ha mostrado más hostil en las relaciones bilaterales con otros países, particularmente con nuestro país, además de que en 2026 tendremos que volver a revisar/renegociar el TMEC. Aunado a ello, Trump mantiene una visión de política migratoria sumamente agresiva que podría traer fuertes consecuencias a nuestro país en términos de seguridad, desempleo y consecuencias incluso comerciales, si llegara a cerrar la frontera como lo ha señalado anteriormente. Por otra parte, la política exterior que pretende llevar a cabo Trump con otros países también dificulta una estabilidad económica mundial.
Una vez conocida la composición de las cámaras y las propuestas de reformas que se pretenden aprobar, el respeto a los tratados comerciales y a las inversiones, así como el comportamiento de los mercados, serán (como lo han sido en el pasado) el mayor contrapeso para la nueva administración.
Por Carlos Alberto González Tabares
Director de Análisis Económico Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex
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