La balanza de pagos (BOP) es el registro contable de las transacciones de un país con el exterior. Incluye la cuenta corriente, cuenta financiera, cambios en reservas y la cuenta de errores y omisiones. La suma de estas cuentas debe ser cero, por lo que un superávit de una cuenta se compensa con un déficit de otra, en teoría. La cuenta de errores y omisiones es una cuenta de cuadre, que en teoría debería ser cero, pero en la práctica es significativa y se ha vuelto volátil. La BOP se publica de manera trimestral, pero hay cuentas que se publican mensual o diario.

La cuenta corriente tiene como principal componente las exportaciones menos las importaciones de bienes y servicios. La balanza comercial se publica de manera mensual y permite ver cómo van creciendo las exportaciones, donde el 80% tiene como destino Estados Unidos. El crecimiento sostenido en las exportaciones en México ha generado empleos, así como inversión extranjera directa. En la balanza comercial también se publican las importaciones, las cuales reflejan el estado de la demanda interna. Cabe destacar que las importaciones y exportaciones tienen una alta correlación en México, por las cadenas productivas.

Por su parte, la cuenta financiera incluye la inversión de corto plazo (cartera) y de largo plazo (directa), en los que aparecen los movimientos de capitales de extranjeros y los movimientos de los mexicanos en el exterior. En la inversión de cartera se contabilizan los movimientos en instrumentos financieros, tanto de activos del gobierno como de activos del sector privado. En la inversión directa aparece la famosa inversión extranjera directa, que publica la Secretaría de Economía y unos días después la publica el Banco de México, dentro de la balanza de pagos. La inversión extranjera directa se publica con cifras preliminares que meses después se revisan y dan pie a la discusión si se debe hacer el cálculo del crecimiento comparando solo cifras preliminares (actuales y pasadas) o si se debe estimar el crecimiento (o caída) utilizando los datos disponibles de cifras preliminares, comparando los datos ya revisados de trimestres anteriores. Esta discusión se ha vuelto álgida, pues el punto de comparación puede hacer ver un escenario muy favorable o adverso. De cualquier manera, al comparar respecto a los niveles pre crisis, destaca que la inversión extranjera directa no ha terminado de recuperarse.

Cabe destacar que un déficit dentro de las cuentas de la balanza de pagos no debe ser leído siempre como algo negativo o como un riesgo, ya que depende de cómo se use y la forma como está siendo financiado. En México se tiene una connotación muy negativa de los déficits porque en lugar de balancearse en el largo plazo, terminaban en crisis. Por ejemplo, en 1994 se tenía un déficit en cuenta corriente, financiado con superávit en cuenta financiera con inversión de cartera, es decir con capital golondrino que podía volar al notar cualquier tipo de riesgo. Esto provocaba una alta vulnerabilidad ante acontecimientos como los ocurridos desde el inicio de 1994, que provocaron rápidas salidas de capitales y desequilibrios en la balanza de pagos. Esta situación de la balanza de pagos llevó a la economía a lo que en su tiempo se denominó como “estar sostenida con pinzas”.

La situación actual es muy distinta de ese escenario. Las exportaciones han crecido mucho, mientras que han salido capitales (cartera) y ha entrado inversión directa. Esto implica que no hay un riesgo inminente de crisis de la balanza de pagos, como sucedía antes cada sexenio.

Esto no implica que todo va bien, solo implica que el régimen cambiario de libre flotación ha hecho su trabajo funcionando como amortiguador. Al cuarto trimestre del 2021 se acumularon siete trimestres consecutivos de salidas de capitales (cartera) de México, siendo la tercera racha más larga con salidas de capitales del país. Las más extensas salidas de capitales se dieron de 1982 a 1985 y de 1986 a 1988.

En la década de 1980 las salidas de capitales se traducían en presión sobre el tipo de cambio y como el tipo de cambio no era de libre flotación, se terminaba con una devaluación del peso. Ahora hay un régimen cambiario de libre flotación, por lo que con este amortiguador se evita la crisis de balanza de pagos. Además, las exportaciones han crecido de manera significativa y las entradas de dólares por exportaciones son mucho mayores que los flujos de salidas de capitales.

Al interior de la inversión de cartera se encuentra la tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros. Los valores gubernamentales son los instrumentos o bonos emitidos por el gobierno para financiarse. Esta es deuda emitida por el gobierno de México y puede ser comprada tanto por nacionales como por extranjeros. De la compra de extranjeros surge la tenencia de valores gubernamentales en manos de residentes en el exterior. Si la tenencia cae, implica que salen capitales del país. Al bajar la demanda por los instrumentos gubernamentales, baja su precio y sube su tasa de interés, lo que implica que el gobierno tiene un financiamiento más caro. Es decir, debe pagar más intereses por la misma deuda. En México, la tenencia de valores gubernamentales cerró el 2020 y el 2021 mostrando salidas históricas, algo nunca visto en nuestra economía. En 2022, al último dato disponible, siguen saliendo capitales.

Por el contrario, sigue entrando inversión directa, consecuencia del alza en las exportaciones, las cuales a su vez han subido por el rápido crecimiento de la economía de Estados Unidos. El alza en la inversión directa también ha ayudado al balanceo de las cuentas de registro con el exterior.

En resumen, la balanza de pagos sigue siendo una poderosa herramienta para ver los movimientos de la economía mexicana con el exterior. Mientras que las exportaciones sigan creciendo y se tenga un régimen cambiario de libre flotación, se tendrá un bajo riesgo de crisis como las de antaño. Por supuesto que existen otro tipo de riesgos para México que pudieran derivar en crisis, donde destaca la bola de nieve en gasto público derivado de las pensiones, transferencias y ayudas a PEMEX, pero eso es otro cantar.

Por Gabriela Siller Pagaza, PhD

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