Si no cambias el rumbo, no llegarás a un destino diferente México implementó Solidaridad en 1990 como una forma de dar oportunidades de desarrollo a los más pobres del país, argumentando que era mejor dar subsidios directos a los pobres, que subsidios generalizados (como se hizo durante el sexenio de Miguel de la Madrid). Hoy, 35 años después, México no ha vencido la pobreza, ni tampoco ha salido de la trampa del ingreso medio. Es momento de plantear alternativas y soluciones porque seguir haciendo lo mismo, no nos va a llevar a ningún resultado diferente. Gran parte de la población en México considera que, en un mundo ideal sin mover un dedo, el gobierno debería proveer de satisfactores como salud, educación, alimento y diversión gratuita, pero ello no es posible porque no hay recursos suficientes, a pesar de que México ha incrementado su gasto social de forma constante en los últimos 35 años y ha superado las expectativas de cobertura en alimentación, salud y educación, con una calidad deficiente en muchas ocasiones, pero es mejor eso a nada. Sin embargo el PIB nacional no es suficiente para sacar de la pobreza a la población que vive en ella, simple y sencillamente porque dando dinero de forma directa, los recursos son insuficientes para que 5 millones de familias puedan salir adelante y, en consecuencia, es necesario voltear a ver lo que otros países han hecho en la materia y como sí han logrado salir de la trampa del ingreso medio en los últimos 35 años, e incluso algunos países nos han superado ampliamente. Según las cifras de la Secretaría de Hacienda, al cierre de marzo del 2016, publicadas este viernes 29 de abril, la Secretaría de Desarrollo Social ha gastado 30,810 millones de pesos en tres meses. Suponiendo que ese dinero se fuera directamente a las 5 millones de familias más pobres del país, ello significaría un ingreso mensual por familia (de 4 integrantes) de 2.054 pesos mensuales, con lo que apenas podrían comprar lo más básico para sobrevivir. Ahora bien, la cifra anterior puede estar muy lejos de la realidad nacional, porque supone que no hay gasto de burocracia, que no hay desvío de fondos, que todo se gasta íntegro en esas familias más pobres. Suponiendo todo lo anterior, lo cierto es que después de 30 años, todavía la pobreza lacera nuestra sociedad y, más importante aún, las tasas de pobreza no bajan de forma importante. Alternativas Corea del Sur en 1970 tenía un PIB per cápita que era menos de la mitad de México. Hoy supera a México en 4 veces, por lo que ha crecido 8 veces; lo que México ha crecido en promedio el ingreso de sus ciudadanos. China era un caso similar a mediados de los años noventa y hoy, su Ingreso per capita es muy similar al de México, por lo que sí es posible cambiar el rumbo de nuestra historia en los próximos años, salir del estancamiento y del crecimiento mediocre nacional. La “fórmula” no es complicada y es relativamente sencilla. No hay mejor política de desarrollo social que generando empleo. De esa forma, mes con mes el trabajador tiene un sustento digno que le permite sostener a su familia y no depender del Gobierno, que puede usar esos recursos para fomentar una mayor cantidad de empleo. Según las cifras oficiales de la SHCP, la Secretaría de Desarrollo Social gasta 10 mil millones de pesos mensuales promedio. Es decir 600 millones de dólares al mes, con lo que se podrían edificar 6 rascacielos de 50 pisos cada uno, o 20 naves industriales de 30 millones de dólares cada una. Es muchísimo dinero que en manos de empresarios, podrían generar grandes cantidades de empleo bien pagado. Supongamos por un momento que México abre una convocatoria para dar 200 mil pesos por cada empleo remunerado que genere, y cuyo sueldo sea, de por lo menos 10 mil pesos mensuales, y que el Gobierno señale las áreas que desea incentivar: ciencia de la salud, energías alternativas, transporte, etc. Si una empresa del sector puede generar 100 empleos, recibirá 20 millones de pesos y si otra empresa puede crear 5 empleos recibirá 1 millón de pesos y así sucesivamente. El resultado será la mayor inversión privada en la historia de México y cada mes, esos 10 mil millones de pesos se convertirán en 50 mil empleos que beneficiarán de forma directa, pero sobre todo permanente a 200 mil mexicanos, ya que cada familia tiene 4 integrantes en promedio. En un año se crearán de forma directa, más lo que su consumo genere, 600 mil nuevos empleos y en cada sexenio, 3.6 millones de nuevos empleos, por lo que al final de ese sexenio habrá salido de la pobreza 14.6 millones de mexicanos. Pero si sumamos la inversión indirecta que genera el consumo de 14.6 millones de mexicanos que en promedio ganan 1.5 veces lo que gana un trabajador promedio del IMSS, que además se habrá duplicado en cobertura e ingresos, entonces muy probablemente al final del sexenio, México habrá abatido la pobreza en tan sólo 6 años. En China y Corea del Sur se usó la fórmula anterior, apoyando a los empresarios para generar empleos con recursos públicos. Es cierto que en las redes sociales abundan los ejemplos de niños ricos chinos y asiáticos, pero también todo el mundo reconoce el gran esfuerzo que se ha hecho para reducir la pobreza en ambas naciones y que, aparecen en las encuestas internacionales, por encima de lo que en México se ha hecho. Una vez que se ha reducido la pobreza, es necesario salir de la trampa del ingreso medio, para dar el gran salto hacia una nación desarrollada, pero eso ya será en otra colaboración. Muchos países lo han logrado en los últimos 50 años, y todos han hecho exactamente lo mismo, por lo que no es imposible. Perspectivas: Si persiste la pobreza en México es porque no se ha combatido correctamente, ya que otros países si han logrado hacerlo. Es momento de cambiar el enfoque porque de lo contrario, haciendo lo mismo, no tendremos resultados diferentes.