Después de la crisis del 2008 los diferentes bancos centrales a nivel mundial decidieron implementar políticas monetarias laxas con la finalidad de apoyar a sus economías, lo cual incluía inyecciones de liquidez mediante compra de bonos y disminución en las tasas de interés. Particularmente EUA llevó las tasas de referencia a niveles mínimos jamás observados entre 0.0 y 0.25%. Actualmente la expectativa es de un eventual incremento en tasas ante la percepción de una ligera mejoría en los principales indicadores de este país, quizá no la esperada luego de los fuertes estímulos implementados, y quizá no con la velocidad que se hubiera querido. Lo cierto es que mantenerlas tasas en mínimos por más tiempo pudiera resultar riesgoso por varias razones, entre ellas, el poco margen de maniobra de parte del Banco Central para afrontar futuros eventos de volatilidad y el riesgo de que la economía caiga en una trampa de liquidez, que consiste en un escenario en donde la política monetaria de los bancos centrales se vuelve completamente inefectiva, y en donde menores tasas de interés ya no estimulan el consumo, ni la inversión y por lo tanto tampoco el crecimiento. Así pues, es probable que en los próximos meses, quizá después de las elecciones en EUA, es decir, muy probablemente para diciembre de este año, la FED, el Banco Central de EUA, decida incrementar de nueva cuenta sus tasas de referencia, y con ello mantener, aunque a un ritmo lento que podría durar incluso varios años, una tendencia alcista desus tasas. Hasta aquí sería algo lógico e incluso saludable, pues quiere decir que la economía norteamericana mantiene la fortaleza para asimilar dichos incrementos. No obstante, recientemente se ha venido manejando un nuevo concepto de riesgo sistemático para los mercados financieros, el “Crexit” (palabra compuesta en inglés que hace referencia ala “salida del riesgo de crédito”). Es decir, existe un riesgo latente de que muchos inversionistas puedan decidir salirse de papeles corporativos, ante la posibilidad de riesgos de insolvencia por parte de los emisores derivado del alza en tasas, y que la baja liquidez de estos papeles pudieran colapsar el sistema. Lo anterior obedece a que tras varios años de observar niveles bajos de tasas de interés, gobiernos y empresas, han aprovechado para mejorar su estructura financiera, disminuyendo el costo de su deuda o su perfil de vencimientos, pero al mismo tiempo, también ha servido para hacerse de recursos frescos para financiar nuevos proyectos, el problema es que bajo un escenario en donde comience a haber incrementos en las tasas, dejará a muchos de ellos “con los dedos en la puerta”, pues por un lado se ha observado un incremento importante en los niveles de apalancamiento de las empresas, con lo que un incremento en tasas generará un mayor uso del flujo disponible al pago de la deuda y no a proyectos productivos, dificultará el refinanciamiento y disminuirá el flujo y las utilidades de las empresas, al tiempo que al disminuir la actividad económica, incrementa las probabilidades de incumplimientos. Un reporte reciente de S&P’s estima que la deuda corporativa hacia el 2020 sumará más de US$75 billones de dólares (desde los US$51 billones actuales, un incremento ampliamente mayor al de la economía global) y alertó sobre el alto endeudamiento que presentan muchos corporativos, al grado de que bajo un escenario de estrés podrían caer en incumplimiento por lo menos cerca del 5% de los emisores. La mala noticia es que los Gobiernos se encuentran al límite y presentan poco margen de maniobra para continuar apoyando alos acreedores. Por lo anterior, un escenario de retirada de los inversionistas (todos por la misma puerta) podría endurecer las condiciones financieras de manera importante como sucedió en 2008, e incluso peor aún, considerando una mayor participación de corporativos Chinos altamente endeudados. Hasta ahora muchas empresas cayeron en la tentación de financiarse con bajas tasas de interés en proyectos que han resultados poco productivos (en parte por las condiciones actuales a nivel mundial) y por otro lado, muchos inversionistas, en la búsqueda de mayores rendimientos, han estado dispuestos a asumir mayor riesgo mediante la compra de bonos corporativos de baja calidad. Sin embargo, hoy en día parecería que seguir impulsando el crecimiento con un crédito barato ha dejado de ser sano para convertirse en un factor de riesgo. Hacia adelante, el gran reto que presentan los mercados financieros, los Gobiernos, los Bancos Centrales y los corporativos es cuidar la calidad crediticia y buscar el desapalancamiento, no obstante, la gran pregunta será ¿Qué sucederá primero? El aprovechamiento de las aún bajas tasas de interés para mejorar las condiciones actuales de crédito y apalancamiento, o bien, las consecuencias de una eventual alza en las tasas de interés. Carlos Alberto González Tabares / Director de Análisis de Monex Casa de Bolsa [email protected]/@carlosgtabares; @monexanalisis;