Al cierre de octubre, el peso mexicano cerró en $19.79, con una apreciación mensual de 1.7%, mientras que en el año presenta una apreciación del 3.3%, siendo una de las divisas a nivel mundial con mayor estabilidad y fortaleza pese al contexto de volatilidad e incertidumbre mundial. No obstante, a principios del mes de marzo alcanzó niveles de $21.47 acumulando en ese momento una depreciación anual de 4.7% derivado principalmente por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y desde entonces hasta el 30 de mayo, observó una apreciación de 9.5% beneficiado por factores como menores casos de contagios de Covid en China, especulación sobre la política monetaria por parte de la FED y mayor apetito por riesgo. Como podemos observar, el tipo de cambio es sumamente volátil y una de las variables más difícil de pronosticar, pues está expuesta a una gran cantidad de factores tanto locales como internacionales.
En la última encuesta a especialistas del sector privado realizada por Banxico, se pronostica un tipo de cambio para finales de este año en $20.46 y para finales del próximo año en $21.02. En Monex nuestros estimados son muy similares, ligeramente más optimistas, $20.30 y $20.70 respectivamente.
No obstante, llamó la atención la publicación de hace unos días de Moody’s Analytics donde señalaba que con base en su modelo que replica las condiciones monetarias y financieras de las dos últimas crisis globales, el peso mexicano sufriría una “depreciación significativa” en los próximos meses, que pudiera ser cercano al 20%, y aunque no señala con exactitud para cuando, el rango estimado es muy amplio y va desde finales del 2022 hasta el 2024.
Aunque la posibilidad existe, no es nuestro escenario base, ni tampoco vemos materializarse este escenario en el corto plazo, sin embargo, nos parece importante señalar los puntos que más han favorecido el comportamiento de nuestra divisa y saber en donde estamos más vulnerables.
Desde nuestro punto de vista, el principal factor que ha contribuido a la fortaleza de nuestra divisa es el diferencial de tasas entre México y EUA. Es importante recordar que durante la pandemia Banco de México fue menos agresivo en la reducción de tasas respecto a otros países, al tiempo que empezó antes que el FED con una política monetaria restrictiva. Esto nos lleva a tener actualmente un diferencial en tasas cercano a 600 puntos base, ofreciendo además tasas reales positivas, a diferencia de otros países incluyendo EUA, lo que hace todavía más atractiva la inversión en nuestro país con estos niveles de tasas, además de la expectativa de que éstas continúen subiendo en los meses por venir y que probablemente se ubiquen en niveles cercanos al 11%.
Por otro lado, nuestro país se ha visto fuertemente favorecido por la fortaleza de la economía norteamericana, que ha permitido el ingreso de dólares por concepto de mayores exportaciones, envío de remesas y turismo. Aunado a ello, tenemos un equilibrio fiscal mejor que otros países, la deuda no se ha incrementado tanto como otros países emergentes, y pese a la incertidumbre mundial, nuestro país presenta mejores expectativas de crecimiento y estabilidad que otros emergentes y de América Latina. En este mismo sentido, la relocalización, llamado también “nearshoring”, ha significado mayor demanda e inversión extranjera y es muy probable que continúe favoreciendo a la fortaleza de nuestra divisa en los meses por venir.
Pese a lo anterior, hay elementos que sin duda podrían desestabilizar al mercado cambiario en cualquier momento, y que hay que estar monitoreando como 1)una mayor inflación en EUA que implique mayores tasas de interés y con ello un mercado norteamericano de bonos más atractivo que nuestro país; 2)un desacoplamiento de la política monetaria por parte de Banxico respecto a la FED; 3)una debilidad mayor en la economía norteamericana, incluso la posibilidad de una recesión, lo que se traduciría en una menor demanda de productos y servicios nacionales, así como un menor ritmo de remesas, revirtiendo la entrada de dólares a nuestro país por estos conceptos; 4)una menor actividad económica local que afecte el presupuesto para el próximo año aumentando el riesgo de un mayor déficit fiscal (con mayor riesgo hacia 2024), aumentando también la posibilidad de una disminución en la calificación crediticia y un aumento en el riesgo país; 5)un mal resultado final del conflicto sobre el tema energético con EUA, lo que implicaría aranceles a productos mexicanos del orden entre $30,000 y $80,000 mdd; 6)una reconfiguración de las cámaras en EUA desfavorable para México después de las elecciones; 7)la posibilidad de que avance la propuesta de reforma Electoral que podría ser un detonador de inestabilidad política en nuestro país; y por último 8) cualquier otro cisne negro que no hayamos contemplado aquí pero que pudiera ser factor de riesgo para la estabilidad de nuestra moneda.
Por lo pronto, desde un punto de vista de análisis técnico, nuestra moneda podría continuar cotizando en un rango bajo cercano a los $19.60 donde se ubica su tendencia de largo plazo (y donde por cierto sería recomendable hacer coberturas) pues vemos difícil un rompimiento a la baja de dicho nivel, y en la parte alta niveles de $20.20 donde se ubica su promedio móvil de 200 días y probablemente sea un objetivo a probar en las próximas semanas.
Carlos Alberto González Tabares /
Director de Análisis Económico Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex
[email protected]/ @carlosgtabares; @monexanalisis