¿Por qué en el Museo Nacional de Historia Americana del Instituto Smithsoniano en Washington D.C., se exhibe una serie de dimmers o reguladores de electricidad, al lado de otros grandes inventos de la humanidad? Lo que podría ser exagerado para algunos, en realidad es una historia de emprendimiento, innovación y visión de negocios digno de reconocer y estudiar. No sólo por el dimmer en sí mismo, pues éstos son una “parte importante en la tecnología de iluminación, … nos permiten tener un mejor control sobre el entorno en el que vivimos y trabajamos, … y contribuyen a la eficiencia y ahorro energéticos” (palabras de Hal Wallace, jefe de la división de Electricidad del Museo), sino por una visión industrial y comercial que se ha extendido globalmente. Detrás de esta invención se encuentra Joel Spira, quien inició su carrera trabajando en un laboratorio aeroespacial, en donde sus hallazgos enfocados a las necesidades de la alta tecnología encontraron su aplicación en el consumo eléctrico que utilizamos millones de hogares, oficinas, negocios, etc., diariamente. Aquí es donde Spira nos da su primera lección de vida: dio el salto de una posición interesante en una compañía y asumió el riesgo para emprender. Lo que hoy es una compañía con miles de empleados y operaciones en todo el mundo, empezó en realidad con experimentos y pruebas en su departamento de Nueva York, en donde finalmente encontró la primera versión del dispositivo dimmer, capaz de regular la electricidad e iluminación, y obtuvo su primera patente en 1959. A partir de ahí, fundó Lutron Electronics Company, en donde los sueños y anhelos de un departamento neoyorkino se extendieron a casi todo el mundo, en particular en México, donde comercializan en todo el país y cuentan con una importante planta en Chihuahua. En la actualidad, Lutron avanza con el espíritu innovador de su fundador, y cuenta con más de 1000 patentes registradas e invierte, anualmente, importantes cantidades en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías. Esto les permite estar a la vanguardia y presentar nuevos productos al mercado. Desde el punto de vista de operaciones, es una empresa que ha sabido en muy poco tiempo invertir en el capital humano necesario y procesos adecuados, que les ubica como un líder indiscutible en el sector. Finalmente, sus estrategias de ventas y mercadotecnia les permite posicionar sus productos en grandes desarrollos inmobiliarios, proyectos arquitectónicos de gran valor -como la nueva torre BBVA en la Ciudad de México-, la industria de la hospitalidad -que cada vez cuenta con mayores necesidades de los huéspedes-, así como el dimmer y otras aplicaciones que diario usamos en nuestras casas y que vemos como simples, pero que tienen una gran variedad en cuanto a sus niveles de sofisticación; y representan un gran valor en la cadena tecnológica, comercial e industrial. En todos estos niveles, la empresa tiene una firme filosofía que se rige por cinco principios: cuidar al cliente, cuidar la compañía, cuidar a nuestra gente, innovar con productos de alta calidad y brindar valor al cliente. Hace unos días se conmemoró el primer aniversario luctuoso de Joel Spira. La empresa quedó en manos de su hija, Susan Hakkarainen, quien no sólo tiene el mérito laboral por contar con una amplia experiencia en diferentes posiciones dentro de Lutron -conoce todos los rincones-, sino que cuenta con una extraordinaria formación académica (Ingeniera Eléctrica por Cornell University y doctora en Ingeniería Nuclear por el Massachusetts Institute of Technology). Si Lutron ha sido un caso de éxito en materia de innovación y desarrollo de negocios, ahora el nuevo liderazgo de Hakkarainen tiene el reto de consolidar la compañía, en identificar las nuevas oportunidades y necesidades del mercado, en seguir posicionando la confianza y propósito que representa la marca Lutron, así como avanzar en adoptar las mejores prácticas corporativas en los diferentes países en los que tiene operaciones. Sin duda, su reto consiste en conectar el valor histórico de una vitrina en un museo con nuestras vidas diarias, para que Lutron avance en ser reconocido como un símbolo de identidad e innovación, que fortalezca y amplíe la lealtad de sus consumidores, así como de inspiración para los emprendedores. En cuanto a nuestro país, espero que Spira ilumine a los jóvenes ingenieros mexicanos que buscan aventurarse y tomar riesgos, y que en un futuro sus inventos y contribuciones al desarrollo de la humanidad, aparezcan en los mejores museos de México y del mundo.