La participación de Tecnoradio en la licitación de frecuencias radiofónicas empujó al alza la oferta económica de los participantes y desplazó la entrada de otros grupos radiofónicos importantes y oferentes independientes, aseguró The Competitive Intelligence Unit. A través de un artículo The CIU expone que el diseño y desarrollo de la licitación de 257 frecuencias incumple con los principios de eficiencia al tratarse de un proceso que deja fuera toda posibilidad de gestar un entorno más competido en contenidos radiofónicos, así como contraviene la legalidad de la licitación al no contar con información veraz sobre la composición accionaria de Tecnoradio. Y es que este supuesto ‘nuevo participante’, que ganó el mayor número de frecuencias (34 de FM y 3 de AM) y ofreció el mayor monto de contraprestación económica de alrededor de 288 millones de pesos, resultó tener relación con el grupo radiofónico más grande del país, Radiorama, y pretendía beneficiarse de un incentivo de 15% ciento otorgado a aparentes oferentes entrantes para “aventajar a sus competidores”. Este episodio, agrega The CIU,  deviene a aquel de la licitación de dos nuevas cadenas de televisión en la que el único postor ganador fue Grupo Imagen Multimedia, luego que Grupo Radio Centro careciera del músculo financiero para cumplir con el monto de contraprestación que había ofrecido por una segunda cadena a la que se habría hecho acreedor.
“En ese entonces el IFT argumentaba que de acuerdo con su análisis Radio Centro podía hacer frente a su oferta, cuando la realidad era lo opuesto”, agrega la consultoría.
También recordó el caso es el de la licitación de AWS, en el que no obstante, a los riesgos de concentración y desbalance en la tenencia espectral advertidos por la industria, el regulador permitió que Telcel se hiciera de una porción superior de frecuencias óptimas para telecomunicaciones móviles aventajando así a sus competidores. En este sentido recalca la constante ausencia de una autoridad regulatoria que cumpla con los principios básicos de una licitación, al no contar o no habilitar mecanismos de monitoreo, revisión y evaluación de condiciones competitivas, músculo financiero y estructura de los agentes económicos participantes en los procesos referidos.
“Estos referentes sientan un precedente de desconfianza e incertidumbre para las licitaciones por venir, que definitivamente pueden eludir la participación de nuevos entrantes o generar desincentivos para oferentes actuales”.
Enfatiza que esta circunstancia que sumada a los ya documentados casos de contrarreforma “nos coloca en una situación en el que el Instituto Federal de Telecomunicaciones nos aleja cada vez más de un escenario de condiciones de competencia, calidad, pluralidad, entre otras”.