Firmar un papel no significa que somos buenos. Existe un interés mutuo, y alguien puede tener un mayor beneficio ante la forma de generar un algo que al mundo le puede interesar tener.
México es un simple espectador y sólo ensambla lo que nos dicen que podemos vender.
Hemos tenido un paro general de las inversiones en diferentes sectores, tales como el energético y el manufacturero, así como disputas en la forma como son organizados los sindicatos en los sectores manufactureros. Generando desventajas competitivas, que en el corto plazo serán aprovechadas por otros.
La realidad de México: “Nunca fue contemplado como un país que generara tecnología, y simplemente fue anexionado por parte de Estados Unidos y Canadá, para protegerse del crecimiento de otros países a nivel tecnológico”.
La historia indica que los Estados Unidos inició negociaciones comerciales bilaterales con Canadá hace más de 30 años, lo que dio como resultado el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá, que entró en vigor el 1 de enero de 1989. En 1991, comenzaron las conversaciones bilaterales con México, a las que se unió Canadá. Siguió el TLCAN, que entró en vigor el 1 de enero de 1994. Los aranceles se eliminaron progresivamente y todos los derechos y restricciones cuantitativas, con excepción de los aplicados a un número limitado de productos agrícolas comercializados con Canadá, se eliminaron en 2008. México no formaba parte del negocio de América del Norte, y ante la necesidad de poder bajar costos, fue incluido a este para proteger a la región.
Recordemos que las políticas públicas, sin dinero no existen, y un país sin patrimonio está destinado a depender de otros, como hoy lo está México al ser uno de los países que más exporta al mercado de mayor consumo, pero solo ensambla tecnología de otros.
El mundo de los negocios es insensato, y puede hacerte creer que eres parte de y que, sin ti, nada podría ser.
La realidad de México, con una incertidumbre en crecimiento hoy en día, y la falta de credibilidad en todos los sentidos sobre las políticas públicas actuales, y del corto plazo, dejan un mal sabor de boca a quienes quieren invertir en México. Este fenómeno, ya está sucediendo a nuestro actual mayor socio comercial, ante las continuas observaciones, y reclamos realizados bajo los términos del TMEC. Donde están siendo resueltos, pero no a la velocidad que el tiempo requiere ante los cambios geopolíticos actuales.
Los reclamos de mayor fuerza, y consenso, han sido en el sector de energía. Principalmente por la incertidumbre de cómo las empresas de origen de los países que conforman parte del TMEC; no pueden invertir, generar, u obtener los permisos necesarios para poder ayudar al mercado, ante la falta del poder cubrir al todo por parte de las empresas productivas del estado.
Además, en el sector del medio, ambiente y que nadie está tomando en consideración, refiera a la no utilización de diésel de bajo azufre por parte de México. Dentro de este tratado, considera el uso de combustibles que disminuyan las emisiones de los gases de efecto invernadero al medioambiente. Urgente es que la Comisión reguladora de Energía, deje de aplazar el cuándo México, debe utilizar en todo al consumo este tipo de combustible o permitir alternativas como biocombustibles.
Hoy, Estados Unidos está por cambiar o continuar con las mismas políticas públicas que tienen al tener sus elecciones presidenciales. Pero existe, dentro de estas, una unificación sobre la protección de la economía ante las guerras comerciales actuales, como las planteadas con China, y a donde México vuelve a ser parte, como lo fue con el TLCAN.
El Nearshoring o relocalización de México, está siendo observado con cuidado por parte de Estados Unidos, principalmente ante la posible introducción de tecnología, productos o mercancías que no tengan un origen del cien por ciento hecho en México. Esto, en el 2026, derivará en una revisión de los términos y condiciones del TMEC, para proteger al mercado de mayor consumo; y no sean invadidos.
¿Por qué la preocupación? México no genera tecnología, solo ensambla. Las ventajas que ofrece para ensamblar son: Estar cerca de los Estados Unidos, tiene un tratado de libre comercio, y que algunos productos o mercancías, están libres de aranceles o bajo porcentaje, y que con el simple hecho de haber sido ensamblado considera aplicar lo regido en el tratado.
Si una empresa de los países asiáticos (China), decide colocar sus plantas en México, podrían tener un incremento de las utilidades que podrían tener, y esto podría apalancar para desarrollar más a lo vendido, y poder eclipsar a los Estados Unidos, dejando a su política de “Made in USA”, obsoleta.
El efecto esperado por las empresas chinas al venir a México, el aumentar la utilidad. Simplemente, por el hecho que la mano de obra es más barata en México; la distancia a los Estados Unidos y es más corta, es barata y de menor riesgo, ante el incremento del costo de las embarcaciones. La cereza del pastel al tener aranceles del tipo cero o menores comparados con los que tienen a actualmente, al enviar en forma directa el producto. Recordemos que el precio de lo importado, aunque sea realizado en México, no bajará el costo para el consumidor estadounidense, y mantendrá el mismo, y el único que podría ser beneficiado, es quien es dueño o genera lo que cubre la demanda del mercado ante una necesidad.
México no da certidumbre, y Estados Unidos pueden regresar al origen de hace de más de tres décadas con Canadá, y nosotros quedar fuera de la realidad virtual que estamos hoy día.
Por Ramses Pech – Grupo Caraiva – Grupo Pech Arquitectos
Sígueme en Twitter: @economiaoil