Desde su aparición, las redes sociales se convirtieron en una herramienta de interacción entre novios, esposos y algo más, pues en ellas no sólo colocamos una foto de perfil con nuestra pareja, sino que hasta enteramos a nuestros conocidos -y desconocidos- sobre nuestra situación sentimental.

Desafortunadamente, no todo es miel sobre hojuelas, pues aún detrás de una pantalla se puede esconder una infidelidad, e incluso, ‘las redes’ y los dispositivos digitales son -en muchos casos- el medio por el que se inicia o se sostiene una relación ‘prohibida’.

En ese sentido, una encuesta realizada por The Competitive Intelligence Unit (The CIU) proyecta que 29.3% (de quienes participaron en el sondeo) ha revisado el smartphone, tableta o computadora de su pareja con la intención de obtener información que le permita ver si existe algún tipo de infidelidad.

Las tácticas más empleadas por estos “detectives digitales” son revisar los dispositivos “electrónicos” de su pareja mientras se baña (40.8%), mientras está durmiendo (36.7%), cuando realiza otra actividad (34.7%) o cuando su ‘ser amado’ está trabajando (6.1%).
Según 15.1% de los entrevistados, la revisión se dio con el consentimiento de su pareja.

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¿El que busca encuentra?

Conscientes -en parte- de que su ‘peor es nada’ podría revisar sus redes sociales, celular, tableta o computadora, 34.2% de quienes participaron en la encuesta aceptó haber eliminado o escondido fotos o mensajes comprometedores.

En tanto, para evitar desconfianzas, y, sobre todo “en la búsqueda de estar tranquilos o dormir bien”, otros prefieren entregar la “máxima prueba de amor” a su pareja… la “prueba de amor digital”, que es dar libre acceso a sus redes, mediante el conocimiento de sus contraseñas.

Sorprendentemente, 36.6% de los encuestados tiene las contraseñas de redes sociales o del dispositivo a su pareja, mientras que 43.9% le ha compartido sus claves a su compañero de vida, “como extrema prueba de amor”.

Lo anterior nos da cuenta que las relaciones sentimentales han ido evolucionando y ahora nos toca adaptar al amor a esta nueva era tecnológica.

JS