La Arquidiócesis de México hizo un llamado a la industria minera a garantizar las medidas de seguridad y dignidad necesarias para sus trabajadores, quienes, dijo, son parte de los olvidados en este país.

“Nos hemos acostumbrado a no exigir el nombre y la dignidad de aquellos hermanos que trabajan en las minas y en otros oficios a los que no solemos mirar”, expuso la Iglesia en su editorial del semanario “Desde la fe” de este día.

De acuerdo con el órgano católico, lo anterior “se traduce en no levantar la voz contra una industria minera que debe garantizar las medidas de seguridad y dignidad necesarias para que puedan desarrollar sus actividades”.

Cabe mencionar que su texto, retoma que la tragedia de El Pinabete, en Sabias, Coahuila, ocurrida el 3 de agosto, no es la primera en la región, también está Pasta de Conchos, cuyas familias formaron una organización que ahora está levantando la voz por los trabajadores de Sabinas.

Recordó que los familiares de los mineros atrapados y sus compañeros han declarado que los trabajadores no estaban dados de alta en una nómina, no tenían seguro social ni acceso a vivienda y lo único que recibían cada sábado era un sobre con el dinero que lograron durante una semana, el cual podía ir desde los 2,000 pesos.

Además, dijo que también han surgido dudas sobre la propia mina y su manejo.

“El pozo se convirtió en una bomba de tiempo, alrededor todo era un gran depósito de agua que amenazaba con entrar a su área de trabajo en cualquier momento. Y de acuerdo con los familiares, los propios mineros lo alertaron”, expuso la Arquidiócesis de México.

También apuntó que la inundación en este pozo “es un reclamo de Dios para que rescatemos del olvido a tantos hermanos y hermanas nuestros en igual peligro”.

El sábado, cuando los mineros cumplieron 10 días atrapados, sus familiares pidieron la ayuda e intervención de rescatistas extranjeros y criticaron el actuar de los especialistas mexicanos.

En conferencia de prensa a las afueras de la mina ubicada en el municipio de Sabinas, Coahuila, donde se llevan a cabo las labores de rescate, los familiares dijeron estar “desesperados por lo lento de las maniobras de rescate”.

El viernes, los rescatistas de la Sedena ingresaron en varias ocasiones a la mina colapsada pero se toparon con más objetos que obstruyen la entrada y que se dedicaron a remover.

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(Con información de EFE)

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