La venta de las 13 plantas de Iberdrola en México por seis mil millones de dólares sí implica una presión adicional a las finanzas públicas del país, señaló Intercam Banco.

El quipo de análisis del grupo financiero explicó que la compra, en un inicio, se realizará con recursos del Fideicomiso Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), aunque eso no implica que son unidades que estarán en poder del gobierno.

“Los recursos provenientes del Fonadin suponen una presión adicional en finanzas públicas, al tener que ser reconocidos como pasivos contingentes”, expuso.

Esta semana, Iberdrola anunció la adquisición por parte de un fondo privado de 13 plantas de generación de energía eléctrica (12 de ciclos combinados y un parque eólico), por un monto de seis mil millones de dólares).

El fondo de capital privado con el que se pactó la transacción de compra-venta es MIP (Mexican Infraestrucutre Partners). Se trata de un fondo de inversión conjunto entre Pattern Energy Group (Canadá) EXI Renewables (México) Nafin (México).

No deje de leer: AMLO anuncia la “segunda nacionalización” de la industria eléctrica; compra 13 plantas de Iberdrola

Las plantas serán operadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero no serán de su propiedad, dejó en claro.

En ese entorno, dijo, es importante señalar que al sistema no se añade capacidad adicional, es un simple intercambio de manos entre privados, siendo que la operación se cederá a la CFE. 

“Esta operación se da en un complicado contexto para Iberdrola, dada la modificación en materia de política energética de la actual administración”, expuso.

A causa de esto, la relación entre el gobierno federal e Iberdrola ha sido complicada afectado las operaciones de la española en el país, complicando la relación de negocios en medio de una serie de amparos y laudos.

“Debido a lo anterior, la transacción parece responder a una oportuna desinversión en México por parte de Iberdrola, aprovechando los objetivos energéticos de la administración y motivada por la falta de claridad en la regulación”, expuso.

Esta situación plantea un giro de 180 grados en su estrategia. Iberdrola operaba en México desde los años 90, que hasta hace pocos años (2018) incluía incrementar la capacidad instalada en México con nuevas inversiones que fueron desechadas.

FP